Un curso más he empezado mis clases de 3º de E.S.O. hablando de los gustos musicales. Y un curso más he
constatado que la mayoría de mis alumnos tenéis, a pesar de vuestra juventud, o quizás a causa de ella, una experiencia musical muy justa y unas ganas de experimentar muy escasas. Os sentís muy seguros de que vuestros gustos están basados en algo realmente sólido... que no sabéis explicar. Y también sois
taxativos cuando afirmáis que el resto del mundo, si no piensa como vosotros, está completamente equivocado.
Hemos hecho dos listas: una con
Me gusta y otra con
No me gusta. No valían grupos ni cantantes, sólo estilos musicales. Tristemente, la lista ha sido muy pobre. Y, salvo honrosas excepciones, he comprobado que muchos de vosotros desconocíais estilos musicales que estábais encasillando en
No me gusta. Por ejemplo, la
ópera. Ninguno ha escuchado una ópera entera. Muchos sóis absolutamente incapaces de definirla o describir mínimamente en qué consiste. Pero afirmáis con rotundidad que no os gusta, y además acompañáis vuestra
aseveración con gestos de
repulsa más que
elocuentes.
Durante este curso, tenemos nueve meses para conocer, aunque sea muy por encima, la Historia de la Música Occidental. Para muchos alumnos, la mayoría, este es el último curso en el que vais a estudiar música. Una asignatura que ha estado presente en todos y cada uno de los cursos de vuestras vidas académicas, pero... de qué manera. Una sesión semanal, casi siempre de una duración inferior a los 60 minutos, en Primaria. Dos sesiones semanales en Secundaria, de cincuenta minutos cada una. En todos estos cursos se programa que los alumnos conozcáis los rudimentos del Lenguaje Musical, de la Historia de la Música, de la
Organología, de las
Formas musicales, que aprendáis a tocar instrumentos de viento y percusión, que cantéis y que bailéis... que conozcáis diferentes estilos de la música popular, y ahora, para rematar la faena, la música culta occidental durante los últimos 1500 años en... nueve meses de curso. Teniendo en cuenta el
bagaje con el que partimos, la tarea parece
ardua...
En la foto podéis ver la partitura de una música que a mí me gustaba cuando tenía vuestra edad. Es el
Nocturno nº 2 del compositor polaco
Frédéric Chopin. No es que yo fuera una adolescente rara, era bastante corriente: suspendía alguna asignatura, me enfrentaba a mis padres y profesores (alguna vez me echaron de clase, no vayáis a pensar), me enamoraba de los actores y futbolistas de moda, escuchaba los 40 principales... vamos, lo normal; pero
me gustaba porque tuve la
oportunidad de conocerla. Y por muy adolescente rebelde que fuera, y por mucho que no quisiera mostrar mis verdaderos gustos en público para que mi popularidad no quedara por debajo del subsuelo, en mi interior sabía que esa música era, para mí, maravillosa. Aunque seguramente si mi profe de música me hubiera preguntado, jamás lo hubiera reconocido por no parecer pelota. Pero en aquellos remotos años, a los adolescentes nadie nos preguntaba qué nos gustaba...
Por eso soy
optimista. Este curso muchos conoceréis músicas que jamás habríais escuchado en vuestra vida normal, de no haber sido por el instituto, y eso es bueno (aunque alguno por ahí esté segurísimo de que no); y estoy segura de que más de uno las guardará en el lugar en el que, dentro de un tiempo, más o menos lejano, las sacará de nuevo a flote para conformar su verdadera lista de
Me gusta... Si esto os sucede, aunque sólo sea a uno, habrá valido la pena.
Si alguien siente curiosidad por escuchar esa música, puede pulsar play en el reproductor.
Chopin.
Nocturno nº 2 Op. 9 nº 2Claudio Arrau, piano. Philips Classics Productions.
Las definiciones son del Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua