Cremona y sus violines
Stradivarius. Fotografía original de Stefanelf
Cremona es una ciudad preciosa que se encuentra en el norte de la bella Italia. No es grande en exceso (unos 70.000 habitantes) y tiene, como la mayoría de las ciudades italianas, un interesante casco histórico que vale la pena visitar. Aquí tenéis una pequeña muestra:
Cremona es famosa, sobre todo, por sus violines. Aunque durante mucho tiempo se creía que los primeros violines eran de los años 1520, recientemente se han conocido fuentes anteriores a esas fechas, como esta pintura de Benvenuto Tisi (Il Garofalo) de entre 1505 y 1508, que se encuentra en el Palazzo di Ludovico il Moro, en Ferrara.
Fotografía de la página Music Theory Cypher for Guitar and other stringed instruments
Andrea Amati es uno de los primeros constructores de violines conocidos. Nació en Cremona en el año 1520, y allí estableció su taller familiar. Enseñó el oficio a sus hijos, y éstos lo transmitieron a sus nietos, de entre los cuales uno brilló con especial intensidad: Nicolò Amati (1596–1684), que fue importante no sólo por la calidad de su trabajo, sino también por haber transmitido todo su saber a a uno de los más ilustres luthiers de la historia: Antonio Stradivari (1644-1737) y también a Andrea Guarneri, fundador de otra eminente saga familiar de la cual destacará especialmente su nieto Giuseppe Antonio (1698-1744) conocido como Guarneri del Gesù que, aunque menos conocido por el gran público que Stradivarius, tiene el honor de haber construido el violín que ha alcanzado mayor precio en el mercado: siete millones de dólares. Aquí podéis ver cómo el violinista Pinchas Zukerman, que ha tenido la suerte de hacerlo sonar tras más de cien años de silencio, lo afina:
El elevado precio que los instrumentos creados por estos luthiers llegan a alcanzar despierta la curiosidad de los aficionados y del público en general. Lo que es indudable es la calidad que se llegó a alcanzar en la construcción de violines, violas y violonchelos en un lugar tan concreto y en un espacio relativamente breve de tiempo. Hay muchas leyendas al respecto, y hay también muchos estudios científicos que desmienten o dan validez a todas estas historias. Una de ellas hace referencia a que los árboles utilizados crecieron en una época de frío excepcionalmente intenso, lo que hizo que su madera sea especialmente compacta. Otra cuenta que Stradivarius utilizaba unos barnices cuya composición no ha podido ser, a día de hoy, totalmente desvelada. Se cree que uno de los componentes puede ser orgánico y que se encontraba presente en el agua del riachuelo que pasaba cerca de su taller, donde solía limpiar sus herramientas.
Lo que sí parece haber quedado demostrado es que las maderas utilizadas por estos constructores fueron sometidas a un tratamiento antiparasitario con unas sustancias elaboradas por el farmacéutico de Cremona. Un catedrático de bioquímica húngaro, Joseph Nagyvary, lleva décadas investigando estos violines y parece ser que ha dado con la tan buscada fórmula... y la ha aplicado a la construcción de sus propios violines. En su página web propone que distingamos cuál es el verdadero Stradivarius y cuál es el Nagyvary. ¿Sóis capaces de descubrirlo?
Muchos de los históricos y apreciados violines de estos constructores pertenecen a instituciones o coleccionistas privados que los ceden a renombrados virtuosos para que puedan darles vida... los instrumentos mejoran al ser tocados, y sería un verdadero desperdicio mantenerlos en silencio cuando han sido creados para sonar. En el Palacio Real de Madrid está el cuarteto que Antonio Stradivari realizó por encargo de la familia real española, unos instrumentos bellamente decorados.
Tuve la suerte de visitar Cremona este verano. Además de admirar algunos ejemplares valiosísimos que están expuestos en el Ayuntamiento, me gustó mucho un museo verdaderamente interesante en el que se pueden ver muchas de las herramientas, moldes, planos, patrones de papel y otros objetos utilizados por Antonio Stradivari. Podéis ver algunas fotografías al tiempo que escucháis la música de otro artista italiano de nombre Antonio, que no sabemos si llegó a tocar alguno de estos violines de Cremona.
La música es el Allegro del Concierto para dos violines nº 8 en la menor RV 522, de L'Estro Armonico de Vivaldi, interpretada por I Musici.
En la Enciclopedia Salvat de los Grandes Compositores, Jordi Cervelló narra esta curiosa anécdota acerca de Giuseppe Guarneri:
La vida de Giuseppe Guarneri fue muy distinta de la apacible existencia que llevó Antonio Stradivari. El segundo gran genio de la lutería cremonesa tenía un carácter extraño, sujeto a inesperados y violentos ataques de cólera; además era propenso a la bebida y a las aventuras amorosas. Trabajaba irregularmente, alternando épocas de inactividad con otras de trabajo febril. (...) Durante un banquete, en el que el vino fue abundante, llegó a las manos con un comensal y le derribó de un empujón. El hombre, al caer, se golpeó la cabeza contra la mesa y murió en el acto. Este trágico accidente costó a Giuseppe Guarneri varios años de cárcel. (...) Un día una muchacha se presentó al anciano Stradivari proponiéndole la adquisición de un violín. Se trataba de un instrumento extraño, hecho con madera de ínfima calidad y mal barnizado, pero el trabajo era notable y la voluta extraordinariamente bella. Stradivari comprendió que se trataba de una obra de Guarneri. La joven, llorando, le explicó que Guarneri se sentía muy desgraciado, sobre todo porque no podía trabajar. Le dijo que había construido aquel violín con los utensilios y materiales que había podido encontrar y le había rogado que lo vendiera para procurarle lo más necesario. Stradivari refirió lo ocurrido a los demás luthiers de Cremona y todos prestaron ayuda a su desafortunado compañero. Fue este el origen de una serie de violines de Giuseppe Guarneri, llamados violini della serva, cuya madera es de baja calidad, el trabajo no muy cuidado y el barniz algo defectuoso, pero cuyo sonido dulce y poderoso y de timbre extrañamente melacólico en nada desmerece de los instrumentos anteriores.