24 octubre 2007

Carmen, de Saura

En los medios de comunicación se han hecho eco estos días del aplazamiento de la inauguración de la temporada de ópera en el Palau de les Arts de Valencia, como consecuencia de las fuertes lluvias que han ocasionado daños en el suntuoso edificio. Lo que más me sorprende de esta noticia es que la ópera que inaugura la temporada, según varias emisoras de radio, es Carmen, de Saura. No es Bizet, autor de la partitura, ni Lorin Maazel, director musical, sino el director de escena quien asume el protagonismo de la obra. Durante el barroco fueron los cantantes los que mandaban, por encima de los compositores. En este mundo visual son los directores de escena quienes, a veces de manera justificada y a veces no, a veces respetuosos con la obra y a veces con ánimo de crear polémica (que hablen de mí aunque sea mal) los que gobiernan en la obra de arte.
Aunque no se trata de ópera, sino de ballet, os propongo que veáis este montaje de La Consagración de la Primavera de Stravinski, y que reflexionéis acerca del poder y la responsabilidad de los directores de escena.

4 comentarios:

Paulo dijo...

Olá Marian.

Concordo que os encenadores é que mandam actualmente no teatro, e é um abuso dizer que a Carmen é de Saura ou que A Flauta Mágica é de La Fura dels Baus. E no entanto, é verdade, uma vez que já não se trata das obras criadas pelos compositores, mas sim das visões muitas vezes deturpadas que os encenadores têm delas.

Não sabia dos problemas com as inundações no Palau de les arts. Fui procurar informações no El País...

Saludos.

Marian dijo...

Algún día pondré algunos "disparates" escénicos que, a mi modo de ver, no aportan nada y distraen la atención de los espectadores. Saludos, Paulo.

Jesús Galera Peral dijo...

Hola Marian, precisamente el otro día un compañero de teatro y yo hablabamos de este tema. A veces muchos directores y también grupos teatrales(el Lliure, Comediants, La Fura, ...) realizan espetáculos de "autor" aunque el autor sea otro. Además nosotros reflexionabamos si ese sello personal que intentan introducir a los espectáculos es realmente una cuenstión de "estilo personal" o en realidad es su propia imagen mediatica y publicitaría la que condiciona las puestas en escena de sus espectáculos y sus interpretaciones de la obra. Creo que por desgracia el "marketing" domina sobre los criterios artísticos y condiciona la forma de trabajar. Uno no tiene que ser lo que es, sino lo que se vende de uno mismo. Un saludo, Jesús.

Marian dijo...

Hola, Jesús. Estoy de acuerdo con tu reflexión sobre el mundo este donde todo se compra y todo se vende... y el arte no escapa a ello. Aunque me hablas de gente que hace montajes muy meritorios (creo que la Tetralogía de la Fura -la que escribió un tal Wagner- es impresionante), es posible que llegados a un punto de fama tan grande, se vean obligados más a vender lo que el público espera de ellos y que su verdadero potencial creativo se vea condicionado por ello. A mí me parece muy bien que haya comunicación entre creadores, y es indudable que la ópera y el ballet son espectáculos en el que la faceta teatral no es el menor de sus componentes, y entiendo que haya gente del teatro y del cine que hagan sus incursiones en el mundo de la música: creo que el intercambio y el mestizaje enriquecen al arte (y esto está más que demostrado). Pero el excesivo protagonismo de la faceta teatral (especialmente si va unido al detrimento del componente musical, como sucede en tantas ocasiones), me parece que no sólo no ayuda, sino que llega a ser un verdadero estorbo.