Enamorarse de un retrato
Hace no tanto tiempo (a mis alumnos estas afirmaciones siempre les resultan divertidas: los años 80 -del siglo XX- les parecen remotos, casi legendarios, de los que se pierden en la noche de los tiempos), cuando no existía la fotografía, numerosos pintores más o menos habilidosos realizaban retratos por encargo. No esos grandes y lujosos retratos que colgaban de los salones de palacios y mansiones, sino pequeños retratos que servían para enviar a la joven con la que se iba a contraer matrimonio, o que se llevaban en la maleta para no olvidar el rostro querido en un largo viaje... o incluso tan pequeños que se llevaban colgados al cuello, cerca del corazón.
Hoy en día hacemos fotografías con un móvil que siempre llevamos encima, o con una diminuta cámara que cabe en nuestro bolsillo. Es posible que se haya perdido un poco de magia a favor del más crudo realismo, pero ese retrato en el que se han cambiado las pinceladas por píxels todavía puede sorprender o enamorar. Nos relacionamos por internet, hacemos amistades en foros o en chats, conocemos a personas por sus palabras o sus vídeos o sus músicas en su blog... Y ya no nos extrañamos de que, al hablarnos de alguien conocido, nos comenten: conoció a su novio/a por internet... Bueno, a los mayores sí les extraña, todavía, un poco.
Tamino y Pamina no se conocen mediante un chat, sino a través de un retrato. Ese momento mágico de enamoramiento instantáneo, de flechazo operístico, es una de mis arias preferidas de La flauta mágica, aunque, desde luego, no es la que más gusta a mis alumnos, que siguen admirando, hasta los más reacios a escuchar música del siglo XVIII, a esa espectacular Reina de la Noche... que algún día seguro que cae también por aquí. Der hölle Rache... y se quedan todos boquiabiertos... hasta me piden que la repita: sin lugar a dudas, es el top ten de la clase de música. ¡Increíble, maravilloso, conmovedor y grandioso Mozart!
Hoy en día hacemos fotografías con un móvil que siempre llevamos encima, o con una diminuta cámara que cabe en nuestro bolsillo. Es posible que se haya perdido un poco de magia a favor del más crudo realismo, pero ese retrato en el que se han cambiado las pinceladas por píxels todavía puede sorprender o enamorar. Nos relacionamos por internet, hacemos amistades en foros o en chats, conocemos a personas por sus palabras o sus vídeos o sus músicas en su blog... Y ya no nos extrañamos de que, al hablarnos de alguien conocido, nos comenten: conoció a su novio/a por internet... Bueno, a los mayores sí les extraña, todavía, un poco.
Tamino y Pamina no se conocen mediante un chat, sino a través de un retrato. Ese momento mágico de enamoramiento instantáneo, de flechazo operístico, es una de mis arias preferidas de La flauta mágica, aunque, desde luego, no es la que más gusta a mis alumnos, que siguen admirando, hasta los más reacios a escuchar música del siglo XVIII, a esa espectacular Reina de la Noche... que algún día seguro que cae también por aquí. Der hölle Rache... y se quedan todos boquiabiertos... hasta me piden que la repita: sin lugar a dudas, es el top ten de la clase de música. ¡Increíble, maravilloso, conmovedor y grandioso Mozart!
TAMINO
(blickt das Bildnis an)
Dies Bildnis ist bezaubernd schön,
Wie noch kein Auge je gesehn!
Ich fühl es, wie dies Götterbild
Mein Herz mit neuer Regung füllt.
Dies Etwas kann ich zwar
nicht nennen,
Doch fühl' ich's hier
wie Feuer brennen.
Soll die Empfindung Liebe sein?
Ja, ja die Liebe ist's allein.
O wenn ich sie nur finden könnte!
O wenn sie doch schon
vor mir stände!
Ich würde, würde, warm und rein,
Was würde ich?
Ich würde sie voll Entzücken
An diesen heißen Busen drücken,
Und ewig wäre sie dann mein!
TAMINO
(observando el retrato)
¡Este retrato es
encantadoramente bello,
ningún ojo ha visto otro igual!
Siento cómo esta imagen divina
llena mi corazón de emoción.
Es verdad que soy incapaz
de darle nombre,
pero la siento arder en mi corazón.
¿Será amor esta sensación?
¡Sí, sí! ¡Es únicamente amor!
¡Oh, si pudiera encontrarla!
¡Oh, si ella estuviese ya ante mí!
Yo.... yo...,
de un modo cálido y puro...
¿Qué haría yo... ?
La estrecharía con delicia
contra este pecho ardiente
y entonces sería mía para siempre.
SÍ A LA MÚSICA
El texto y la traducción son de Kareol.
3 comentarios:
¡Qué chulo! Aunque, como ya te comenté, esta versión no me gusta mucho por la puesta en escena (demasiado fría, para mi gusto), hay que reconocer que el Tamino es bueno.
La que es superdivertida es la qe aparece en "Amadeus". ¡Lástima que no hicieran el montaje de la ópera completa!
Que pena no tener tiempo para pasar un buen rato visitando y disfrutando de mis blogs preferidos, y no tanto examen y examen, que al final vamos a terminar escribiendo con faltas de ortografia. Un lujo la flauta mágica.
De acuerdo contigo, Antonio... tengo otra versión que me gusta más, del Metropolitan con Levine... parece un cuento, visualmente está muy conseguida... ya pondré algo, que es que iba con prisa y lo que había en el youtube fue lo que cayó. Pero, si no recuerdo mal, la reina de la noche de esta versión está estupenda: mala malísima, y además, cabreada.
Tomás, ánimo, que ya queda menos... ¿no tienes ningún océano en construcción para deleitarnos? Una cordillera también valdría ;) Cualquier cosa que nos haga olvidar todos esos suspensos... :(
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