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14 abril 2009

250 años sin Händel

Un día como hoy, hace 250 años, murió Georg Friedrich Händel. De entre toda su enorme y deslumbrante producción me gustaría compartir con vosotros una de mis piezas favoritas, (que es decir mucho porque creo que no hay ni una sola nota escrita por este compositor que no me deje sin aliento). Es un coro del oratorio Judas Maccabaeus, See the conqu'ring hero comes!, que bien puede dedicarse a este grande entre los grandes.


CHORUS
Chorus of youths

See, the conqu'ring hero comes!
Sound the trumpets, beat the drums.
Sports prepare, the laurel bring,
Songs of triumph to him sing.

Chorus of virgins

See the godlike youth advance!
Breathe the flutes, and lead the dance;
Myrtle wreaths, and roses twine,
To deck the hero's brow divine.

Chorus of israelites

See, the conqu'ring hero comes!
Sound the trumpets, beat the drums.
Sports prepare, the laurel bring,
Songs of triumph to him sing.
See, the conqu'ring hero comes!
Sound the trumpets, beat the drums.

MARCH

CHORUS
Sing unto God, and high affections raise,
To crown this conquest with unmeasur'd praise.

CORO
Coro de jóvenes
¡Ved, aquí llega el héroe conquistador!
Tocad las trompetas, redoblad
Los tambores. Preparad juegos, traed
El laurel, cantadle canciones triunfales.


Coro de vírgenes
¡Ved como avanza el joven semidiós!
Acompañad el baile con el son de las Flautas;
con coronas de mirto y rosas entretejidas
adornad la frente divina de nuestro héroe.


Coro de israelitas
¡Ved, aquí llega el héroe conquistador!
Tocad las trompetas, redoblad los tambores.
Preparad juegos, traed el Laurel,
cantadle canciones triunfales.
¡Ved, aquí llega el héroe conquistador!
Tocad las trompetas redoblad los tambores.


MARCHA


CORO
Cantad a Dios y elevad vuestros corazones,
para coronar esta conquista con alabanzas sin fin.


El texto y la traducción son de Kareol

10 noviembre 2008

Hasta siempre, Miriam

Su voz nos ha hablado con fuerza de una tierra próxima y lejana, cálida y viva a pesar de todo. Ella ha sido todo un símbolo musical para un pueblo oprimido que espera una oportunidad para levantar. Hasta siempre, Miriam Makeba.


12 diciembre 2007

Il tutore burlato, de Vicente Martín y Soler

Vicente Martín y Soler. Imagen de Answers.com

Aunque la música española, en general, no haya tenido la misma trascendencia que la alemana o la italiana para la historia de la música occidental, es cierto que ha habido compositores de gran importancia en diferentes momentos de los últimos siglos. Lo que me parece triste es que haya tan poquísima gente que los conozca, y que algunos hayan caído en un injusto olvido cuando sus méritos son grandes. Es el caso de Vicente Martín y Soler, nacido en Valencia en 1754 y uno de los más internacionales de nuestros compositores.

Contemporáneo de Mozart, dedicó la mayor parte de su obra a la escena, especialmente al ballet, que fue el género con el que cosechó la mayoría de sus éxitos y donde es una figura clave. Su currículum es deslumbrante: trabajó con los más importantes coreógrafos y libretistas de la época, fue el compositor favorito de varios reyes: el emperador de Austria José II (el que acusó a Mozart -no sé si la anécdota fue real- de utilizar "demasiadas notas" en una de sus obras), Catalina II de Rusia, Carlos III de España, Fernando I de Nápoles... A pesar de lo que aparece en la película Amadeus, fue el verdadero rival de Mozart en la ópera de Viena, donde tuvo en tanto éxito con su ópera Una cosa rara, ossia belleza ed onestà que hasta la gente se vestía y peinaba "a la cosa rara" e incluso el propio Mozart lo cita en una escena de Don Giovanni: cuando éste se sienta a cenar mientras espera a su pétreo convidado, una pequeña orquesta ameniza su ágape interpretando fragmentos de éxito de la época... Fra i due litiganti, de Giuseppe Sarti (rival de Martín y Soler en la corte rusa), Una cosa rara y Las bodas de Fígaro ("esta me suena incluso demasiado", bromea Don Giovanni con su criado Leporello). Aquí podéis ver esta divertida escena en la grabación de Cesare Siepi y Otto Edelmann con el Coro de la ópera estatal de Viena y la orquesta Filarmónica de Viena dirigidos por Wilhelm Furtwängler.



El próximo viernes 14 vamos a tener la oportunidad de escuchar la primera de sus óperas en el Teatro Circo de Albacete, Il tutore burlato, que más tarde fue transformada en zarzuela con el título de La madrileña. He aquí una de sus arias, la Seguidilla de Violante. Si os animáis, aún quedan entradas.


Inocentita y niña
vengo de Italia
a tratar con los chuscos
que hay en España;
¿qué será de mí? ¡Ay!
¿Si me perderé? ¡Qué!
¿Si me engañarán? ¡No!
¿Si yo engañaré? Pues,
más que se arrime alguno
que yo se lo diré.

Para saber más sobre la figura de este compositor os recomiendo que leáis el artículo de Juan Bautista Otero en el imprescindible portal de música antigua Goldberg, y el de Andrés Moreno Mengíbar en la web Melómano Digital.


Canta María Bayo, acompañada por Les Talens Lyriques y Christophe Rousset.
El texto es de Kareol.

09 diciembre 2007

Despedida a Stockhausen


El pasado miércoles nos ha dejado Karlheinz Stockhausen, uno de los compositores más importantes e influyentes del siglo XX. Ha sido pionero en varias de las corrientes esenciales de la música de vanguardia (serialismo integral, música electrónica, música electroacústica, indeterminación, aleatoriedad, citas...) y aunque su música no sea fácil de escuchar es importante acercarse a ella para comprender un poco mejor el desarrollo del arte actual.




En su obra Hymnen se incorporan palabras y melodías de muchos himnos nacionales diferentes en una ejecución en la que se combinan sonidos electrónicos con voces e instrumentos. Según palabras del propio Stockhausen, "la intención no es interpretar, sino oír material musical conocido antiguo, preformado, con oídos nuevos, para asimilarlo y transformalo con una conciencia musical actual". Esto representa un modo totalmente nuevo de relacionar la música del presente con la del pasado.


De Historia de la música occidental, de Donald J. Grout y Claude V. Palisca. Alianza Música .

06 octubre 2007

Mendelssohn y la juventud

Felix Mendelssohn a los 12 años, por Carl Begas

Hay datos de la historia de la música que no llegan a apreciarse hasta que uno tiene "cierta edad"... o es un viejo, como dirían mis alumnos. Por ejemplo, si alguna vez informo de que algún compositor murió muy joven, siempre hay alguien que pregunta ¿con cuántos años? y digo 38 (por Mendelssohn), 35 (por Mozart), 31 (por Schubert) o 26 (por Pergolesi)... se escandalizan ostensiblemente de que eso "no es ser joven". Y si comento la edad a la que algunos de estos genios escribieron sus primeras obras, tampoco les parece algo admirable... seguro que no jugaban a la Play tan bien como ellos, qué tontería eso de componer, vaya unos amargados.

Cuando Felix Mendelssohn-Bartholdy escribió su obra más conocida para el gran público, la música incidental para la obra de Shakespeare El sueño de una noche de verano (de la que forma parte la archiconocida Marcha Nupcial), contaba con 17 años... pero ¡qué 17 años! No había perdido el tiempo: a esa edad era una persona de una cultura más que envidiable, además de un músico maduro y con una sólida formación. Tocaba el piano, componía sinfonías y óperas, era un notable dibujante, alumno de Hegel, admirado por Goehte... ya por aquel entonces era un profundo conocedor de la obra de Bach y estaba a punto de convertirse en el responsable de la resurrección de este compositor para el gran público: tenía 20 años cuando dirigió el reestreno de La Pasión según San Mateo, momento clave del redescubrimiento del gran genio que por aquellas fechas estaba completamente olvidado.

Es, desde luego, una figura capital en la cultura europea del siglo XIX... lo cual no está nada mal para un hombre que tan sólo vivió 38 años (¡a algunos nos ha cundido bastante menos!). Os dejo con una de mis obras favoritas de este increíble personaje: el primer movimiento, Allegro molto appassionato, del Concierto para violín y orquesta en mi menor Op. 64, interpretado por Yehudi Menuhin y la Orquesta Sinfónica de Londres dirigida por Rafael Frühbeck de Burgos.

26 septiembre 2007

Brahms... y El Corte Inglés


Brahms... pocas melodías hay, de los miles, millones, trillones de melodías que se han escrito o pensado en el mundo, que puedan competir en capacidad de transmitir emociones, en belleza, en humanidad, en embrujo, en sensibilidad... con las melodías compuestas por Johannes Brahms. Son depositarias de tanta entidad, tanto peso, que se abren paso sin necesidad de empujar, gritar o fingir. Se alzan, se elevan por su propia personalidad y se quedan ahí, convenciendo y enamorando con su sobriedad, con su infinita perfección.

De entre todas las numerosas melodías que compuso, hay una especialmente sobrecogedora. Es el tema del tercer movimiento de su tercera sinfonía. Estos días anda por ahí en la tele una y otra vez, ya que la han utilizado como música de la campaña de otoño de El corte inglés... bueno, pero no han tomado la música compuesta por Brahms, cuya hermosa melodía es completada por una armonización, orquestación, estructura formal... que están a la misma altura. No. Han utilizado una versión de Jane Birkin que triunfó en las listas de éxitos allá por los (según mis adolescentes alumnos) remotos años ochenta del siglo XX, concretamente en 1983. Esta cantante se popularizó por tener una voz pequeña, infantil, que contrastaba con el erotismo y la provocación de sus interpretaciones. Así, la canción Baby alone in Babylon toma esta frase de Brahms y en lugar de continuar, ya puestos, con la segunda melodía del movimiento, perfectamente equilibrada, consecuente y contrastante en su radiante modo mayor con la pesadumbre y desolación de la melodía principal... culmina con una nadería, una banalidad absoluta.

Los publicistas de El Corte Inglés, que no son tontos, tan sólo han utilizado para su campaña la parte de Brahms. No soy enemiga de las versiones, ni de la fusión, todo lo contrario. Pero cuando tienen algo que aportar, cuando ofrecen una nueva visión, cuando enriquecen o sacan a relucir aspectos nuevos que quedan oscurecidos u ocultos. Eso se produce en muchas ocasiones, y así la música revive, vive una nueva existencia. Creo que este no es el caso. Os invito a escuchar el Tercer movimiento de la Terera Sinfonía de Brahms, Poco allegretto, en la interpretación de Rafael Kubelik al frente de la Orquesta Sinfónica de la Radio Bávara. Para que resuene en vuestros oídos la pura belleza en lugar de la pura ñoñería.

12 septiembre 2007

Pedro Guerrero

Un compositor del que sabemos pocas cosas y que queda oscurecido por ser hermano de una de las mayores estrellas del Renacimiento español es Pedro Guerrero. Además de hermano de Francisco fue su primer maestro de música, por lo que ya tendría cabida en la historia de la música. Su vida transcurrió entre su Sevilla natal e Italia, a la que llegó alrededor de 1560. Se estableció en Roma y allí fue cantor en Santa María la Mayor. Conservamos obras suyas publicadas por Fuenllana, Galilei, Pisador, Elústiza y Samuel Rubio. Aquí tenéis una de sus obras, Di, perra mora, una pequeña joya que vale la pena escuchar (a pesar de su título tan políticamente incorrecto en los días que corren, mas no por aquellos entonces), conservada en el Cancionero de Medinaceli. Las imágenes son de instrumentos de la época tal y como los veían los artistas del renacimiento; también hay dibujos que proceden de los primeros tratados de organología, que también son de esta época, de Virdung y Agricola.




La interpretación es de Jordi Savall y Hespèrion XX.

07 septiembre 2007

Adiós a una gran voz

En un blog musical no podía faltar el adiós a una de las más bellas voces de tenor que hemos podido escuchar en la segunda mitad del siglo XX... un cantante controvertido y admirado, indudablemente intenso. Me parece preciosa la frase que ocupa su toda su web desde ayer:

Pienso que una vida vivida para la música es una vida bien empleada, y es a eso a lo que he dedicado la mía.


Disfrutemos de sus abundantes grabaciones, que le mantendrán vivo para siempre. Os dejo con Pavarotti en su interpretación de Calaf en Turandot, de Puccini, y su emocionante grito de esperanza.



VOCI DISTANTE
Nessun dorma!
Nessun dorma!

CALAF
Nessun dorma!
Nessun dorma!
Tu pure, o principessa,
nella tua fredda stanza
guardi le stelle che tremano
d'amore e di speranza!
Ma il mio mistero
è chiuso in me,
il nome mio nessun saprà!
No, no, sulla tua bocca lo dirò,
quando la luce splenderà!
Ed il mio bacio scoglierà
il silenzio che ti fa mia!

VOCI DI DAME
Il nome suo nessun saprà...
E noi dovrem, ahimè,
morir! Morir!

CALAF
Dilegua, o notte!
Tramontane, stelle!
Tramontane, stelle!
All'alba vincerò!
Vincerò! Vincerò!

VOCES LEJANAS
¡Que nadie duerma!
¡Que nadie duerma!

CALAF
¡Que nadie duerma!
¡Que nadie duerma!
¡Tú también, princesa,
en tu fría estancia
miras las estrellas que tiemblan
de amor y de esperanza!
¡Mas mi misterio
se encierra en mí,
mi nombre nadie sabrá!
¡No, no, sobre tu boca lo diré,
cuando resplandezca la luz!
¡Mi beso deshará
el silencio que te hace mía!

VOCES FEMENINAS
¡Su nombre nadie sabrá...
y nosotros, ay,
debemos morir! ¡Morir!

CALAF
¡Noche, disípate!
¡Estrellas, ocultaos!
¡Estrellas, ocultaos!
¡Al alba venceré!
¡Venceré, venceré!


El texto y la traducción son de Kareol

04 septiembre 2007

Arnold Schönberg y Pierrot Lunaire

Después de que ninguno de mis alumnos "acertara" (cuando el examen es de tipo test, ellos lo llaman así) en el examen de recuperación que hicimos ayer que el compositor más importante del dodecafonismo fue Arnold Schönberg, no me queda más remedio que poner aquí la presentación que hice para escuchar en clase la Oración a Pierrot, número 9 de la obra capital del atonalismo Pierrot Lunaire... la primera vez que la puse uno de mis alumnos me miró muy serio y me preguntó: ¿es que quieres que tengamos pesadillas?

01 septiembre 2007

Adriano Banchieri



Entre Florencia y Venecia se encuentra Bolonia, la ciudad en la que vivió Adriano Banchieri, un músico que, sin ser de los más conocidos o "importantes" del primer barroco italiano, hizo grandes aportaciones a la teoría musical y, lo que no es menos importante, a la diversión de sus conciudadanos. Adriano Banchieri vivió entre 1568 y 1634. César Salgado, en su interesante blog musical y sobre derechos humanos, nos habla de su Contraponto bestiale alla mente y nos invita a ver este vídeo. Como, lamentablemente, el sonido no es demasiado bueno y la obra es divertida, os la traigo aquí en versión mp3.

Adriano Banchieri, Contraponto bestiale alla mente.

Por si alguien quiere cantar...



Este bromista compositor fue, además de monje (llegó a ser abad del monasterio San Miguel del Bosque, de Bolonia) un importante teórico musical que aportó novedades en el tratamiento del ritmo (compases, líneas divisorias), en la codificación del bajo continuo... A pesar de ser un hombre religioso no dejó de escribir música profana, y así nos dejó obras satíricas y también ciclos de madrigales en los que se representaba una serie de escenas o de estados de ánimo, o bien se presentaba en diálogo una sencilla trama cómica; los personajes se diferenciaban mediante grupos de voces contrastantes y breves solos. En la actualidad, a estas obras habitualmente se las denomina comedias madrigales, denominación más bien desafortuanda, puesta que no estaban destinadas a la representación escénica, sino únicamente a conciertos privados. En su mayor parte, la música era ligera, animada y humorística, de escaso interés contrapuntístico, aunque muy adaptada al espíritu de las palabras. [...] esta forma tuvo poca vida. (D. Grout y G. Palisca, Historia de la música occidental. Alianza Música.)

Para completar la semblanza, un madrigal serio de este compositor:

Madrigale a un dolce usignolo
(Madrigal a un dulce ruiseñor)

27 agosto 2007

Federico García Lorca

Porque en todas partes García Lorca encontraba un piano.

Rafael Alberti.



Anda jaleo. La Argentinita (voz) y Federico García Lorca (piano).



Una tarde de sábado de los primeros días del verano, paseando por una Granada cálida y adormecida, no sé muy bien cómo ni por qué, mis pasos me llevaron hasta la huerta de San Vicente. Entre todos los recuerdos que se guardan allí de una familia, un poeta y un pedazo triste (penosamente triste) de la historia, me conmovieron especialmente dos cosas. La primera, el piano. Automáticamente me vino a la memoria este texto de Rafael Alberti, uno de los más bellos retratos literarios que recuerdo haber leído:

Era García Lorca entonces un muchacho delgado, de frente ancha y larga, sobre la que temblaba a veces, índice de su exaltada pasión y lirismo, un intenso mechón de pelo negro, "empavonado", como el de Antonio Camborio de su romancero. Tenía la piel morena, rebajada por un "verde aceituna", término comparativo éste que se emplea mucho por Andalucía, la tierra española más rica en olivares. Su cara no era alegre, aunque una larga sonrisa, transformable rápidamente en carcajada, pusiera en ella esa expresión de contagioso optimismo, de fuego desbocado, que tan perdurable recuerdo dejara, incluso en aquellos que tan sólo le vieron un instante.

El aspecto total de Federico no era de gitano, sino de ese hombre oscuro, bronco y fino a la vez, que da el campo andaluz. Una descarga como de eléctrica simpatía, un hechizo, una irresistible atmósfera de magia para envolver y aprisionar a sus auditores, se desprendían de él cuando hablaba, recitaba, representaba veloces ocurrencias teatrales, o cantaba, acompañándose al piano. Porque en todas partes García Lorca encontraba un piano.

Uno grande, de cola, estuvo siempre abierto para el poeta en la sala de cursos y conferencias de aquella casa madrileña de los estudiantes. Si existe aún y hoy levantáramos su tapa, veríamos que guarda años enteros de melodías romancescas y canciones de España. La voz, las manos de Federico están aferradas en su caja sonora. Porque Federico era el cante (poesía de su pueblo) y el canto (poesía culta): es decir, Andalucía de lo jondo, popular, y la tradición sabia de nuestros viejos cancioneros. Aunque en casi todos los poetas contemporáneos del sur, con Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez a la cabeza, pueda encontrarse esta misma veta, este recuperado hilillo de agua transparente, es García Lorca quien con más fuerzas y continuidad representa esta línea. Su primer libro -impresiones y paisajes-, libro de prosas poco conocido, aparece dedicado a su maestro de música, a su profesor de piano. Dato revelador. Arranque rítmico y melódico de su poesía. Federico cantaba y se acompañaba, en ese piano que para él se abría en todas partes, con un gusto y una gracia muy suyos, reinventando las melodías y palabras semiolvidadas de esos canto y cantes, sustituyendo las fallas de su memoria con añadidos de su invención. Es decir, era una fuente de poesía popular, que manaba con el mismo chorro, lleno de torceduras, ausencias e interrupciones que el verdadero que alimenta la memoria del pueblo. Aquel piano de cola, en aquel íntimo rincón de la Residencia, junto a aquella ventana por donde la madreselva florecida asomaba su olor, recordará mejor que nadie la capacidad asombrosa de transformación, de recreación, de adueñamiento de lo de nadie y lo de todos, haciéndolo materia propia, que, como un Lope de Vega, poseía Federico.

¡El Pleyel aquel de la Residencia! ¡Tardes y noches de primavera o comienzos de estío pasados alrededor de su teclado, oyéndole subir de su río profundo toda la millonaria riqueza oculta, toda la voz diversa, honda, triste, ágil y alegre de España! ¡Época de entusiasmo, de apasionada reafirmación nacional de nuestra poesía, de recuperación, de entronque con su viejo y puro árbol sonoro!


Rafael Alberti. Imagen primera de... Buenos Aires, Losada, 1945.



La segunda cosa emocinante de la visita no fue un objeto, sino un poema. Sobre el escritorio del poeta había un libro abierto. La guía que nos acompañaba preguntó a mi hijo que si quería leer el poema. La voz infantil se alzó, seria y pausada, sobre el silencio de aquella tarde de verano:

Despedida

Si muero.

dejad el balcón abierto.

El niño come naranjas.
(Desde mi balcón lo veo.)

El segador siega el trigo.
(Desde mi balcón lo siento.)

¡Si muero,
dejad el balcón abierto!

Federico García Lorca

El propietario de la voz calló y un breve silencio lo envolvió todo. Los mayores contagiamos nuestra seriedad a los niños, que permanecieron inmóviles como pocas veces. Y la magia del momento me hizo sentir la responsabilidad de transmitir el legado impagable de nuestra cultura a esos niños que hoy recitan hermosamente, inconscientemente. Para que no se olvide. Para que no se pierda.

El texto del poema Despedida procede de la página sobre Federico García Lorca http://users.fulladsl.be/spb1667/cultural/fglorca.html#suobra

Cuatro versiones (bien diferentes) del Café de Chinitas, en este pequeño homenaje al músico, al poeta, al hombre.

La Argentinita (voz) y Federico García Lorca (piano)
Carmen Linares
Teresa Berganza y Narciso Yepes
Pedro Iturralde y Paco de Lucía


19 agosto 2007

Luys de Narváez y las Diferencias

Los seis libros del Delphin, de Luys de Narváez

El renacimiento español fue pródigo en buena música. Desgraciadamente la enorme cantidad de música que se escribió es bastante desconocida para el gran público: polifonía vocal profana y religiosa, piezas para bailar, y la incipiente música instrumental que se estaba liberando tímidamente de sus ataduras vocales, preparándose para dar el salto hacia la gran música instrumental barroca. Así, nos encontramos con un montón de compositores que vivieron más o menos en los mismos años y que producen maravillosas obras para órgano o vihuela, dotando de gran esplendor al arte del no menos esplendoroso (por aquél entonces) imperio español.

Uno de aquellos espléndidos músicos fue Luys de Narváez, que aunque se dedicó más a la polifonía vocal que a la música instrumental, por esas veleidades de la historia, es recordado sobre todo por su colección de piezas para vihuela Los seys libros del Delphin de musica para tañer vihuela. Esta obra está escrita mediante una grafía que se utilizó enormemente en la época para escribir la música de los instrumentos de cuerda pulsada: la tablatura. Es un sistema de notación relativamente sencillo de interpretar ya que consigna de forma gráfica las posiciones de las manos en el instrumento, y contribuyó en gran medida a la popularización de los instrumentos de esta familia en aquellos tiempos.

No se conocen demasiados datos de la vida de Narváez, pero he encontrado esta cita de su contemporáneo Luis Zapata en el imprescindible portal de música antigua Goldberg, que nos da una idea de lo que en la época se pensaba de él:

"Fue en Valladolid, en mi mocedad, un músico de vihuela llamado Narváez, de tan extraña habilidad en la música, que sobre cuatro voces de canto de órgano en un libro echaba de repente en la vihuela otras cuatro, cosa, a los que no entendían la música, milagrosa, y a los que la entendían, milagrosísima".


Una de las piezas de Narváez, Diferencias sobre Guárdame las vacas, es una de las audiciones de la Prueba de Acceso a la Universidad de la asignatura de Historia de la Música en Castilla-La Mancha. A mis alumnos siempre les sorprende y les divierte el título, lo que es una buena ayuda para su aprendizaje. Las Diferencias no son otra cosa que la versión española y renacentista de las Variaciones, es decir, la forma musical que mediante la modificación de una idea musical (no necesariamente compuesta por el propio autor de las variaciones: puede ser tomada de la música popular, o de otro compositor al que se suele citar) muestra la habilidad compositiva y exprime las posibilidades musicales de cualquier tema por pequeño o sencillo que sea... como el villancico tradicional Guárdame las vacas:

- Guárdame las vacas,
Carillejo, y besart'he.
- Bésame tú a mí
y yo te las guardaré.

que fue uno de los temas favoritos de los compositores renacentistas, que lo tomaron una y otra vez en aquellos años como idea de sus Diferencias.

Los instrumentos de cuerda pulsada alcanzaron en esta época un notabilísimo desarrollo, como lo demuestran no sólo la abundancia de las composiciones a ellos destinadas, sino también su abundante presencia en el arte de la época. El laúd en Europa, y la vihuela en España, son los más populares, pero no los únicos. Hace unos cuantos cursos hice esta presentación con imágenes de instrumentos de cuerda renacentistas y barrocos para mostrar a mis alumnos la increíble variedad y la exquisita factura que alcanzó esta familia.



Observo que en Internet Explorer 7 no se ve la presentación; si alguien que utiliza este navegador tiene el mismo problema y quiere verla, puede hacerlo en la página de Slideshare siguiendo este enlace.

Las imágenes son, en su mayoría, de los preciosos instrumentos que aparecen en la web de los luthiers Stephen Barber y Sandi Harris, y otras proceden del catálogo del Museo de instrumentos musicales de Viena.

La música está interpretada por José Fresno a la vihuela.

El texto del villancico es de la web del Grupo SEMA

12 junio 2007

El carnaval de los animales, de Camille Saint-Säens (I)

Animal Planet. Fotografía de Juuleke


Una de las obras más interpretadas de Camille Saint-Säens es el Carnaval de los animales. Pero por aquello de las extrañas relaciones que a veces se establecen en el mundo de la música, (y que llevan a mis alumnos a estremecerse con la Toccata y fuga en re menor de Bach a fuerza de imaginar seres fantasmales y demoníacos), se entiende que se trata de una obra infantil. Esta obra es en realidad una sátira musical: su propio autor no quiso que se editara mientras él estuviera vivo, y por eso, a excepción del número dedicado al Cisne, sólo se escuchó en círculos reducidos de allegados.


Camille Saint-Säens fue un hombre con una vida larga y apasionante. No sólo se dedicó a la música (fue director de orquesta, crítico musical, compositor prolífico, organista y pianista virtuoso desde la infancia), sino que fue un verdadero prodigio en otras facetas tan dispares como la geología, la astronomía, las matemáticas, la botánica, la entomología, la filosofía... y también cuentan que fue un buen caricaturista. Tiene asimismo el honor de ser uno de los primeros compositores importantes que escribió música para cine. Debido a su larga vida, conoció personalmente a los compositores más importantes del romanticismo y también a las primeras figuras de las nuevas vanguardias. Tuvo una gran amistad con Liszt, y no tuvo reparos en atacar abiertamente a algunos compositores como Debussy... que aunque no apreciaba demasiado su música, reconocía que era uno de los mayores talentos musicales de su época. Asistió al polémico estreno de La Consagración de la Primavera, del que salió, como tantos otros, terriblemente enfadado ya que no comprendió las novedosas propuestas de Stravinski, especialmente en lo que se refiere a la orquestación. Por todo ello se tiende a clasificarlo como un compositor academicista y conservador, aunque para ser justos con él hay que saber que su obra es fruto de un profundo conocimiento de la técnica musical y de una capacidad de observación que le llevó a anticiparse a acontecimientos tan importantes para la música posterior como la desintegración de la tonalidad y la aportación de las músicas propias de culturas orientales en nuestra música occidental.

Tuvo un éxito enorme con su poema sinfónico La Danza Macabra, y ha pasado a la posteridad también gracias a su obra cumbre, el oratorio dramático Sansón y Dalila. Pero sin duda la obra que ha trascendido al gran público es su Gran Fantasía Zoológica llamada El carnaval de los animales, formado por catorce números todos ellos muy breves, en cierto modo descriptivos, de carácter satírico algunos de ellos, y que os traigo en forma de sucesivas entregas. La orquestación es bastante inusual, pero muy efectiva: dos pianos, dos violines, una viola, un violoncello, un contrabajo, una flauta, un clarinete, un acordeón y un xilófono.






Tras una solemne introducción en que los pianos hacen trémolos, trinos y arpegios, hace su aparición el rey de los animales, el león. Con el característico ritmo binario de la marcha, las cuerdas imitan el rugido del león a base de rápidas escalas cromáticas ascendentes y descendentes.





La interpretación es de la London Sinfonietta dirigida por Charles Dutoit, con Pascal Rogé y Cristina Ortiz en los pianos.

Las fotografías son de Flickr. Dado que son muchas, no he consignado las referencias. No obstante, si alguien prefiere que las retire o que haga mención expresa de su autoría, que no dude en contactar conmigo.



SÍ A LA MÚSICA

07 junio 2007

Música de cine: Herrmann y Hitchcock

¿Hasta qué punto influye la música en el resultado final de una película? En la fase final de la realización de una película, la conocida como postproducción, se toman importantes decisiones que serán las que le den la forma definitiva que todos veremos en la pantalla. Una de las decisiones es si ha de haber música en cada secuencia, y en caso de que la haya, queda en manos del compositor elaborarla, aunque el director siempre tiene la última palabra.

Es frecuente que un director trabaje en varias películas con el mismo compositor. Uno de los compositores favoritos de Alfred Hitchcock fue Bernard Herrmann, que escribió la música de varias de sus mejores películas: Vértigo, Con la muerte en los talones, Psicosis, Marnie la ladrona...

La música de Psicosis es universalmente conocida, en especial la que aparece en el momento culminante, la famosísima escena de la ducha. Es interesante lo que se dice en este vídeo sobre la elaboración de esa secuencia:




Durante la producción de Cortina rasgada, Hitchcock no se mostró satisfecho con el trabajo de Herrmann. La música llegó a ser grabada, pero Hitchcock, finalmente, decidió no utilizarla y contrató a otro compositor, John Addison. Estos son los títulos de crédito con la música que compuso Herrmann, y que finalmente no fue utilizada:




¿Es la misma película la que empieza así? Estos son los títulos de crédito tal y como se vieron el día del estreno, con la música de Addison:




La secuencia más impactante de la película es la de un asesinato. Igual que en Psicosis, en principio Hitchcock no quería música. Herrmann, nuevamente decidió no hacerle caso, compuso la música, y en esta ocasión el director desoyó los consejos del compositor. Este y otros desencuentros fueron los causantes de que Hitchcock le despidiera y contratara a Addison. La música de Hermann, no obstante, está grabada, por lo que podemos comprobar su efecto en el espectador gracias a este vídeo:




La secuencia, finalmente, quedó así:



Bernard Herrmann, además de trabajar con Hitchcock, es el autor de la música de algunas de las películas más memorables de la historia del cine; trabajó con Orson Wells en Ciudadano Kane y El cuarto mandamiento, en los inicios de su carrera, y con Martin Scorsese en Taxi Driver justo antes de morir.


SÍ A LA MÚSICA

31 mayo 2007

Waldstein

...recibid de manos de Haydn el espíritu de Mozart.

Ferdinand von Waldstein


Piano de Beethoven en su casa de Viena. Fotografía de julialinda.


¿En qué nos gustaría, en caso de creer en la reencarnación, convertirnos cuando dejemos esta vida? Seguro que hay tantas respuestas como personas... Probablemente, si le hubieran preguntado al conde Ferdinand von Waldstein sobre una supuesta nueva vida, no hubiera contestado... “me encantaría reencarnarme en una sonata para piano.” Pero la historia le ha convertido en eso, en una de las más bellas sonatas para piano compuestas por Beethoven.

El conde Waldstein conoció a un jovencísimo aspirante a músico en su Bonn natal. Este joven Ludwig tenía un talento muy por encima de lo habitual, pero sus circunstancias familiares y económicas (es de todos conocido el grave problema de alcoholismo que padeció su padre) no eran las más adecuadas para que pudiera desarrollarlo en toda su plenitud. Así que se convirtió en uno de sus mecenas, y se encargó de enviarle a Viena para que estudiara con los compositores más importantes del momento y para que se rodeara de un ambiente más propicio para la actividad creadora. El primer viaje a Viena tuvo lugar cuando Beethoven contaba con tan sólo 17 años; pero duró poco: su madre estaba gravemente enferma, por lo que tuvo que regresar a Bonn al poco de llegar... pocos meses más tarde, su madre falleció. Varios años más tarde, en 1792, Waldstein convenció al patrono de Beethoven para que le dejara ir de nuevo a la capital austríaca a estudiar con Haydn. Él le sufragaría los gastos del viaje, la estancia y las clases... Sin haber cumplido aún los 22 años Beethoven marchó de nuevo rumbo a Viena, donde se instaló definitivamente. El conde le escribió: Querido Beethoven: va usted a Viena para realizar un deseo expresado hace ya tiempo. El genio de Mozart todavía está de luto y llora la muerte de su discípulo. Encuentra un refugio, aunque no su plenitud, en el inagotable Haydn. A través de él desea todavía unirse a alguien. Con su incesante aplicación, recibid de las manos de Haydn el espíritu de Mozart.

Años después Beethoven, en señal de agradecimiento, le dedicó su Sonata para piano en do mayor nº 21 Op. 53, una de las más importantes que escribió para este instrumento. Es una obra crucial, cuya composición está en conexión con los cambios y mejoras técnicas que estaba sufriendo el piano por aquellos años, y demuestra cómo Beethoven era capaz de tomar una forma clásica y ampliarla hacia nuevos horizontes desde el propio respeto a la forma. Es como su autor, sombría y radiante, tempestuosa y gozosa, exigente pero perfecta en su concepción pianística... escuchadla, y juzgad por vosotros mismos.

Sonata para piano en do mayor nº 21 Op. 53, Waldstein, interpretada por Wilhelm Kempff

1. Allegro con brio
2. Introduzione. Adagio molto-attacca
3. Rondo. Allegretto moderato


SÍ A LA MÚSICA





27 abril 2007

Hasta siempre, Rostropovich

Ha fallecido el gran violonchelista Mstislav Rostropovich. Gracias por todo lo que nos has dado, por los buenos momentos, las enseñanzas y las emociones que nos has transmitido. Hasta siempre. Gracias, Мстислав.




SÍ A LA MÚSICA

20 abril 2007

Liszt: virtuoso pianista y poeta sinfónico

Franz Liszt fue un espléndido pianista, uno de los llamados virtuosos. Abundan los testimonios de su numerosísimo público que así nos lo han hecho saber, y también las caricaturas que nos han transmitido esa imagen de hombre-araña que con la multiplicación de sus extremidades convierte al piano en un ser animado. Cuentan las crónicas que, tras escuchar tocar el violín a Paganini, decidió esforzarse al máximo para conseguir en el piano lo que Paganini hacía posible en el violín: el dominio más absoluto de la técnica interpretativa.





Así, se convirtió en el gran héroe del piano romántico. Recorrió Europa desde su infancia en olor de multitud, y fue aclamado por las masas, venerado por músicos e intelectuales, adorado por las mujeres (que se desmayaban ante sus increíbles interpretaciones), maestro de cientos de alumnos, padre de una de las personalidades femeninas más fascinantes del XIX, maestro de capilla en Weimar, hombre visionario e influyente... y también un gran compositor. Algunas de sus obras han dejado de programarse en conciertos, quizás a causa de sus excesos románticos que ahora nos resultan difíciles de digerir. Pero no hay pianista que se precie que no tenga en su repertorio los Estudios de Ejecución Trascendental o las Consolaciones.

Su biografía es tan apasionada, compleja, indómita, moderna... como su obra. Protagonizó algunos sonados escándalos viviendo tórridos romances con mujeres casadas, y actuando de modo insólito en alguna ocasión, como cuando renunció a un esperadísimo matrimonio, ya con 50 años de edad, para profesar como clérigo.

Una de sus principales aportaciones como compositor es el poema sinfónico. No fue él quien lo inventó, pero sí el primero que utilizó el término, en su afán de conseguir la más íntima alianza entre las artes más queridas por los románticos, la música y la literatura. Escribió trece poemas sinfónicos, y hoy os traigo aquí uno de ellos: Mazeppa, que está basado en este poema de Victor Hugo:

MAZEPPA

Victor Hugo


¡Así, cuando Mazeppa, que ruge y que llora,
Ha visto sus brazos, sus pies, sus costados que un sable roza,
Todos sus miembros sujetos
Sobre un fogoso corcel, alimentado de hierbas marinas,
Que humea, y hace brotar el fuego de sus belfos
Y el fuego de sus cascos;
Cuando en sus nudos se ha enroscado como un reptil,
Y ha regocijado con su cólera inútil
A sus verdugos jubilosos,
Y vuelve a caer finalmente sobre la grupa feroz,
El sudor en la frente, la espuma en la boca,
Y la sangre en los ojos,
Surje un grito; y de repente por la llanura
Tanto el hombre como el caballo, desbocados, sin aliento,
Sobre las arenas en movimiento,
Solos, llenando de ruido un torbellino de polvo
Semejante a la nube negra donde serpentea el rayo,
Volando con los vientos!
Avanzan. Por los valles pasan como una tormenta,
Como los huracanes que en los montes se agolpan,
Como un globo de fuego;
Luego no son ya más que un punto negro en la bruma,
Luego se borran en el aire como un copo de espuma
En el vasto océano azul.
Avanzan. El espacio es grande. En el desierto inmenso,
En el horizonte sin fin que siempre recomienza,
Se hunden los dos.
Su carrera como un vuelo los lleva, y grandes robles,
Pueblos y torres, montes negros unidos en largas cadenas,
Todo retiembla en torno a ellos.
Y si el infortunado, cuya cabeza se quiebra,
Se debate, el caballo, que adelanta a la brisa,
De un salto más temeroso
Se adentra en el desierto vasto, árido, infranqueable,
Que ante ellos se extiende, con sus pliegues de arena,
Como un manto rayado.
Todo vacila y se pinta de colores desconocidos
Ve correr los bosques, correr las anchas nubes,
El viejo torreón destruido,
Los montes cuyos intervalos baña un rayo;
Ve; y manadas de humeantes yeguas
Lo siguen con gran estrépito.
Y el cielo, donde ya se prolongan los pasos de la tarde,
Con sus océanos de nubes donde se derraman
Más nubes aún,
Y su sol que hiende sus olas con su proa,
Sobre su frente deslumbrada gira como una rueda
De mármol con venas de oro.
Su ojo se extravía y brilla, su cabellera arrastra,
Su cabeza cuelga; su sangre enrojece la arena amarilla,
Los matorrales espinosos;
Sobre sus miembros hinchados la cuerda se repliega,
Y como una larga serpiente se aprieta y multiplica
Su mordedura y sus nudos.
El caballo, que no siente ni el bocado ni la silla,
No deja de huir, y su sangre no deja de correr y manar,
Su carne cae en jirones;
¡Ay! ¡ya a las yeguas ardientes, que lo seguían, irguiendo sus crines colgantes,
Las suceden los cuervos!
¡Los cuervos, el búho con el ojo redondo, que se espanta,
El águila recelosa de los campos de batalla, y el pigargo,
Monstruo desconocido del día,
Los oblicuos mochuelos, y el gran buitre leonado
Que hurga en los costados de los muertos, donde su cuello rojo y calvo
Se hunde como un brazo desnudo!
Todos vienen a ensanchar la bandada fúnebre;
Todos abandonan, para seguirla, la encina aislada
Y los nidos de la casa solariega.
Él, sangrando, perdido, sordo a sus gritos de júbilo,
Pregunta al verlos: ¿Quién pues, allá arriba, despliega
Este gran abanico negro?
La noche desciende lúgubre, y sin manto estrellado.
El enjambre se encarniza, y sigue, como una jauría alada,
Al viajero humeante.
Entre el cielo y él, como un torbellino sombrío,
Los ve, luego los pierde, y los escucha en la sombra
Volar confusamente.
Por fin, después de tres días de una carrera insensata,
Después de haber franqueado ríos de agua helada,
Estepas, bosques, desiertos,
El caballo cae ante los gritos de las mil aves de presa,
Y su pezuña de hierro sobre la piedra que desmenuza
Extiende sus cuatro relámpagos.
Ahí está el infortunado yaciente, desnudo, miserable,
Moteado de sangre, más rojo que el arce
en la estación de las flores.
La nube de pájaros sobre él gira y se detiene;
Muchos picos ardientes aspiran a roer en su cabeza
Sus ojos quemados de llorar.
¡Pues bien! a este condenado que grita y que se arrastra,
A este cadáver viviente, las tribus de Ucrania
Lo harán príncipe un día.
Un día, sembrando los campos de muertos sin sepultura,
Resarcirá por los amplios pastizales
Al pigargo y al buitre.
Su salvaje grandeza nacerá de su suplicio.
¡Un día, de los viejos jefes de los cosacos ceñirá la pelliza,
Grande, con ojo fascinado;
Y cuando pase, estos pueblos que viven en tiendas,
Prosternados, lanzarán la fanfarria estrepitosa
A rebotar en torno a él!

II


¡Así, cuando un mortal, sobre el que se extiende su dios,
Se ha visto agarrarse aún vivo sobre tu grupa fatal,
Genio, ardiente corcel,
En vano lucha, ¡ay! tú saltas, tú lo llevas
Fuera del mundo real, cuyas puertas quiebras
Con tus patas de acero!
Tú franqueas con él desiertos, cimas nevadas
De los viejos montes, y los mares, y, más allá de las nubes,
De las regiones sombrías;
Y mil espíritus impuros que tu curso despierta
En torno al viajero, insolente maravilla,
Apremian a sus legiones.
Atraviesa de un vuelo, sobre tus alas llameantes,
Todos los campos de lo posible, y los mundos del alma;
Bebe del río eterno;
En la noche tormentosa o en la noche estrellada,
Su cabellera, mezclada a las crines de los cometas,
llamea al frente del cielo.
Las seis lunas de Herschel, el anillo del viejo Saturno,
El polo, redondeando una aurora nocturna
Sobre su frente boreal,
Lo ve todo; y para él tu vuelo, al que nada cansa,
De este mundo sin límite a cada instante desplaza
El horizonte ideal.
¿Quién puede saber, salvo los demonios y los ángeles,
Lo que sufre siguiéndote, y qué relámpagos extraños
En sus ojos refulgirán,
Cuando sea quemado en medio de chispas ardientes,
¡Ay! y en la noche cuántas frías alas
Vendrán a golpear su frente?
Él grita espantado, tú prosigues implacable.
Pálido, agotado, expuesto, bajo tu vuelo que lo abruma
Él se da por vencido con horror;
Cada paso que das parece cavar su tumba.
Por fin el término llega... corre, vuela, cae,
Y se incorpora ya rey!

Gèricault. Mazeppa. Imagen de tomada de http://www.poetes.com

Liszt fue un gran artista también de la transcripción, es decir, del paso de una obra desde uno a otro u otros instrumentos. Así, transcribió para piano todas las sinfonías de Beethoven para interpretarlas en sus conciertos. Para que podáis observar el nivel de exigencia virtuosística de su música para piano, aquí tenéis el estudio trascendental Mazeppa interpretado por Boris Berezovsky.


La traducción de Mazeppa, de Víctor Hugo, es de Luis Domínguez.
El poema sinfónico está interpretado por la Orquesta Sinfónica Nacional de Hungría, dirigida por Zsolt Hamar.



SÍ A LA MÚSICA

13 abril 2007

Gluck y su espíritu



Comentarios y entradas vuelven a encontrarse, y una cosa lleva a la otra... hace unos días recordaba yo a los castrati y hoy menciona Antonio en un comentario, un poco más abajo, a Gluck... Mientras escuchamos el ballo de Orfeo y Euridice que tan buenos recuerdos le traen, podéis leer algunas curiosidades sobre este importantísimo compositor (volveremos a ver caras de escepticismo: ¿importante?, profe, ese sí que no me suena de nada).

Cristoph Willibald Gluck. Danza de los espíritus
bendecidos
de Orfeo y Euridice.

Aunque así os lo pueda parecer, Gluck no es importantísimo por haber sido profesor de música de Maria Antonieta, la que fue reina de Francia durante el estallido de la Revolución Francesa, o por haber protagonizado en París la famosa querella de los bufones entre los partidarios de la ópera francesa (cuya defensa apoyó decididamente) y los de la italiana (con Rousseau como cabeza visible); su importancia está forjada en una soterrada labor renovadora cuya huella es visible no sólo en sus magníficas obras, desgraciadamente desconocidas en su mayoría para el gran público porque no abundan sus grabaciones ni se prodigan en las temporadas de ópera, sino también en las de los mejores compositores operísticos contemporáneos (Mozart) y posteriores (Berlioz, Wagner).

Cuando los castrati dominaban el mundo de la ópera, había una serie de convenciones que el público esperaba, los cantantes regalaban a manos llenas y los compositores se veían obligados a cumplir. La voz y su exhibición virtuosística eran a la ópera más o menos lo que ahora los efectos especiales al cine: una auténtica necesidad. Este ansia de demostraciones estaba asfixiando a la ópera, convirtiéndola en un espectáculo vacío y acartonado, falto de buen gusto y de sustancia, en el que la música y el texto habían perdido todo el protagonismo y la teatralidad sólo habitaba en el exhibicionismo más superficial... algunos compositores que no querían doblegarse a la dictadura impuesta por el público y los cantantes empezaron a sentir que los cambios eran imprescindibles. Gluck encabezó esta reforma, e hizo numerosas aportaciones. Lo primero, quiso devolver al texto su papel esencial y a la música su original función: proporcionar la expresividad y la emoción, estar al servicio de la trama y del texto. Renunció por entero al exhibicionismo y a los tan trillados convencionalismos del aria da capo y de los cantantes, especialmente los castrati... aunque curiosamente la partitura que ha perdurado en la memoria del público es un aria da capo que además originalmente fue compuesta para un castrato...

Orfeo ed Euridice. Che farò senza Euridice, interpretada por Teresa Berganza.

Che farò senza Euridice?
Dove andrò senza il mio ben?
Che farò? Dove andrò?
Che farò senza il mio ben?
Dove andrò senza il mio ben?
Euridice!... Euridice!
Oh Dio! Rispondi! Rispondi!
lo son pure il tuo fedele.
Che farò...
Euridice... Euridice!
Ah! non m'avanza
Più soccorso, più speranza,
Né dal mondo, né dal ciel!
Che farò senza Euridice?...

¿Qué puedo hacer sin Eurídice?
¿A dónde ir sin mi amor?
¿Qué puedo hacer? ¿A dónde ir?
¿Qué puedo hacer sin mi amor?
¿A dónde ir sin mi amor?
¡Eurídice! ¡Eurídice!
¡Oh dios! ¡Contéstame! ¡Contéstame!
Pues yo soy tu fiel esposo.
¿Qué puedo hacer...
¡Eurídice! ¡Eurídice!
¡Ah! ¡No recibo
ya socorro ni esperanza
de la tierra ni del cielo!
¿Qué puedo hacer sin Eurídice?...


... y posteriormente adaptada para tenor, en su versión francesa para ser estrenada en la ópera de París.

Orphee Et Euridice. J'ai perdu mon Euridice, interpretada por Juan Diego Flórez.

J'ai perdu mon Eurydice,
Rien n'égale mon malheur;
Sort cruel! quelle rigueur!
Rien n'égale mon malheur!
Je succombe à ma douleur!
Eurydice, Eurydice,
Réponds, quel supplice!
Réponds-moi!
C'est ton époux fidèle;
Entends ma voix qui t'appelle.

J'ai perdu mon Eurydice, etc

Eurydice, Eurydice!
Mortel silence! Vaine espérance!
Quelle souffrance!
Quel tourment déchire mon cur!

J'ai perdu mon Eurydice, etc

He perdido a mi Eurídice,
nada iguala mi desgracia;
¡Cruel destino! ¡Qué fatal severidad!
Nada iguala mi desgracia;
¡No puedo soportar mi dolor!
Eurídice, Eurídice
responde, ¡qué suplicio!
¡Respóndeme!
Soy tu fiel esposo;
escuchas mi voz que te llama.

He perdido a mi Eurídice, etc.

¡Eurídice! ¡Eurídice!
¡Silencio mortal! ¡Vana esperanza!
¡Qué sufrimiento!
¡Qué tormento desgarra mi corazón!

He perdido a mi Eurídice, etc.


El resto de sus aportaciones son de carácter más técnico y por tanto menos evidentes, pero de una indudable modernidad: separa los papeles de violas y violonchelos, otorga a los instrumentos de viento madera mayor protagonismo dotándoles de una voz propia e incorporando los clarinetes a la orquesta, e incluso incorpora sorprendentes efectos con instrumentos de viento metal como los trombones de Divinités du Styx de su ópera Alceste. Escribe con total conocimiento técnico sus orquestaciones, con lo que enriquece el timbre de la ópera, que a partir de él no será nunca más una enrevesada melodía llena de artificio sustentada sobre un endeble armazón orquestal.


Los textos y las traducciones son de Kareol.

SÍ A LA MÚSICA

03 abril 2007

Contratenores y castrati

Mientras me daba un paseo por youtube en busca de materiales para clase, leí un comentario (el de bunnycatch3r) que me trajo a la memoria una anécdota que me sucedió hace unos cuantos cursos. Dos alumnas que acababan de regresar de un intercambio en Francia me abordaron por el pasillo para decirme, emocionadas: "¡Vimos un castrato cantando en las calles de París!"

Cuando sale en clase el tema de los castrati, los chavales que nunca han oído hablar de ello se sorprenden sobremanera. Algunos no lo entienden, y tiene su gracia ver cómo los conocedores del asunto se lanzan a explicarlo con enorme expresividad acompañada de enérgicos gestos a sus compañeros... que con no menos exageración se espantan y horrorizan haciendo grandes gestos de dolor... especialmente los chicos. Creo que es tal la conmoción que sufren al conocer esta práctica que, por mucho que yo trate de poner las cosas en su sitio y subraye la importancia de no confundir con los contratenores, no terminan de asimilar, y luego pasa lo que pasa...

Parece ser que ambas voces, igualmente artificiosas aunque bien distintas en su modo de producirse, tienen un origen común: la prohibición a las mujeres para formar parte de algunos coros. En los lugares en los que la castración de niños antes de la adolescencia no estaba bien vista, se recurrió a la técnica del falsete para lograr voces agudas en ausencia de mujeres, dando lugar a una importante escuela de contratenores, que pueden ser, al igual que las voces femeninas, sopranos, contraltos o mezzosopranos.

Aunque sus orígenes estén ligados a la música coral religiosa, pronto la ópera, espectáculo favorito del siglo XVIII, adoptó a los castrati como sus voces preferidas en su afán por mostrar lo extraño, lo diferente, lo exótico, lo artificial, lo sorprendente... Como hace ya varios años del revuelo que causó el estreno de la película Farinelli, sobre el famoso castrato Carlo Broschi, para el gran público vuelve a ser casi desconocida la historia de aquellos legendarios cantantes de ópera barrocos para los que se escribían los mejores papeles protagonistas y que eran aclamados por toda Europa.


Hoy no existe ningún castrato... afortunadamente. No podemos saber cómo sonaban ya que tan sólo se conservan algunas grabaciones del último de esta estirpe, Alessandro Moreschi, que escuchamos con curiosidad y que debido a lo precario de la tecnología de los primeros años del siglo XX y a que este cantante, a juzgar por lo que se oye, no tenía ni muy buenas cualidades ni muy buena escuela, esta escucha es, cuanto menos, decepcionante...



La voz de la película Farinelli fue conseguida grabando dos voces diferentes, la de la soprano Ewa Mallas Godlewska y la del contratenor Derek Lee Ragin, y mezclándolas en un estudio de grabación utilizando las más modernas técnicas -de los años 90- para conseguir la homogeneidad necesaria para que parecieran de la misma persona. He aquí una muestra: se trata del aria de Rinaldo Lascia chio pianga, de Händel.


La voz de los contratenores es muy distinta de las voces de hombre y de las de mujer. He presenciado cómo sorprende enormemente a la gente que no está muy habituada a escucharla, y he de confesar mi debilidad por este artificioso timbre: si he de elegir entre una contralto y un contratenor para cualquiera de las arias de oratorios y pasiones barrocas, me quedaré con el contratenor. Os propongo la misma aria, Erbarme dich, de la Pasión según San Mateo de Johann Sebastian Bach, en versión masculina y femenina, para que opinéis...





Y no puedo evitar hacer una pequeña incursión a la música disco... durante los años 70 y los primeros 80 se popularizaron enormemente algunos grupos cuyos cantantes solistas utilizaban sistemáticamente el falsete: os dejo aquí una muestra de que nada tienen que ver los castrati con estos melenudos cantantes de pelo en pecho que, si han sido despojados de sus atributos masculinos, desde luego no ha sido antes de la pubertad, como necesariamente ha de ser en el caso de los castrati...


SÍ A LA MÚSICA

02 abril 2007

Beethoven...



... ¿ese es el que estaba sordo? Sí. ¿Y cómo podía componer sin oír? Para componer no es necesario oír: la música sale de dentro. ¿Por qué a todos los compositores les pasaba algo malo? -les encantan las generalizaciones-... y entonces me toca desfacer ese entuerto tratando de no perder el hilo de la clase que tengo programada... pero si sirve para que quede algo, lo doy por bien empleado.

Beethoven empezó a tener problemas de oído aproximadamente en 1798, cuando era un joven compositor que saboreaba las mieles del éxito en Viena, su ciudad de adopción. Ni siquiera había estrenado la primera de sus Sinfonías. Trató de disimular, pero la progresiva pérdida de la audición le llevó a la sordera absoluta en unos pocos años. Se han realizado estudios para determinar el origen de la sordera de Beethoven, sin resultados demasiado concluyentes: laberintitis (infección del oído interno de procedencia intestinal), sífilis... Quizás os resulte interesante escuchar una de las obras anteriores a su problema auditivo.

Sonata para piano nº 7 en re Mayor Op. 10 interpretada por Wilhelm Kempff

1. Presto

2. Largo e mesto

3. Menuetto. Allegro

4. Rondó. Allegro



Al principio se sumió en la desesperación. Le encantaba vivir en sociedad, adoraba la admiración que despertaba en los más altos círculos vieneses... y esta enfermedad era lo peor que le podía suceder a un músico. Huyó de Viena. Se instaló en una cercana población, Heiligenstadt, rodeada de hermosos bosques. Allí se dedicó a la meditación y pensó incluso en el suicidio. Escribió su famoso testamento de Heiligenstadt, y, tras desechar la idea de la muerte, se refugió en su propia creatividad, en su fabulosa imaginación, en su universo musical propio, ahora más propio que nunca a causa del obligado aislamiento, iniciando una nueva era compositiva que no sólo proporcionaría a la humanidad algunos de sus mayores tesoros, sino además abriría de par en par las puertas del futuro a una nueva generación de compositores que jamás hubieran escrito lo que escribieron de no haber sucedido las cosas de esa manera...

Hacia 1814 tuvo que dejar de tocar en público: se cuentan anécdotas de los patéticos intentos que realizó como pianista, tratando de tocar sin poder oír nada, como en una ejecución de su Trío Archiduque en el que apenas podía seguir al violín y al violonchelo.

Trío para piano en Si bemol Mayor Archiduque, Op. 97, en la interpretación del Trío Bellas Artes

1. Allegro moderato

2. Scherzo. Allegro

3. Andante cantabile, ma però con moto. Poco più adagio

4. Allegro moderato




A partir de 1816 empezó a utilizar trompetillas para paliar su sordera, algunas de las cuales se han conservado, y desde 1818 fue necesario que las personas que conversaban con él le escribieran en sus valiosos cuadernos de conversación, gracias a los cuales podemos saber lo que la gente le decía... aunque no lo que él contestaba...

¿Cómo hubiera sido su música de haber tenido intacto su sentido del oído? Podemos especular sobre ello, ya que está de moda hacerlo sobre los más variopintos e intrascendentes temas... Hubiera sido distinta, claro está. Pero, yo me pregunto... si pudiéramos escuchar la música de Beethoven como si fuéramos recién nacidos, sin saber nada de él, ¿encontraríamos en ella pistas sobre su problema físico?, ¿nos daríamos cuenta de hasta qué punto fue atormentada su vida?, ¿descubriríamos sus carencias afectivas, su difícil infancia, sus complicadas relaciones personales, su amor a la naturaleza, su fe en la humanidad? Probablemente no. Pero con o sin conocimiento de su vida, aparte del morbo que puede producir en mis alumnos un músico sordo, siempre que me preguntan que por qué no me gusta tal o cual grupo de moda, les respondo que porque después de haber escuchado a Beethoven una se vuelve exigente... quizás no tanto como él lo fue con su música, que sólo veía la luz después de largas cavilaciones y maduraciones... pero tras vivir en su música todo ese mundo rico, complejo, variado, contradictorio, hermoso, sublime, enérgico, tierno, vibrante y, más que ninguna otra cosa, absolutamente humano, es difícil, o muy difícil, escuchar otra música sin que resulte, cuanto menos, anodina...

Y como siempre, me resulta imposible decidir qué obra proponer aquí que pueda resumir todo lo que Beethoven nos da; siempre que veo cómo los especialistas en música popular del siglo XX se afanan en poner una etiqueta tras otra para clasificar todos esos subestilos, no puedo por menos que pensar que cada una de las sonatas de Beethoven tiene más personalidad y es más diferente del resto... siendo todas sonatas para piano y siendo todas de Beethoven... Pero como Beethoven es hombre popularmente conocido como de mal e impetuoso carácter, y sus músicas más conocidas son quizás las más llenas de vibrante energía, os propongo una muestra de su faceta más sensible e íntima: así os haréis cargo de su compleja humanidad.


Sinfonía nº 9. Adagio molto e cantabile. Interpretada por la Chamber Orchestra bajo la dirección de Nikolaus Harnoncourt.

SÍ A LA MÚSICA