El alma del violín
Los violines tienen alma... y esto no es una metáfora ni forma parte de una canción o de un poema. El violín, ese instrumento flexible, rico y enorme dentro de su pequeñez, es, ha sido y será uno de los principales medios de expresión musical. Lleva más de dos siglos sin modificar sustancialmente su aspecto ni su estructura, pero prácticamente desde la época en que así quedó -tan bien- diseñado no se han logrado ejemplares de mayor expresividad ni calidad sonora... Y todos, desde los cotizadísimos Stradivarius hasta los más baratos de la tienda de la esquina, tienen alma... pero a diferencia del alma humana, esta de los violines sí se ve.
Si troceamos un violín, esta viene a ser su estructura:
El alma es una pequeña barrita de madera que se coloca entre las tapas superior e inferior, más o menos debajo del puente, y que cumple dos funciones esenciales: proporcionar la solidez necesaria para que el instrumento pueda soportar la enorme tensión a la que le someten las cuerdas, y comunicar las vibraciones que el puente transmite a la tapa superior, al resto de la caja de resonancia, para amplificar de esa manera tan sorprendente esa pequeña onda sonora producida por las delgadas cuerdas. Más o menos así (en la ilustración, el alma es llamada poste sonoro):
Todo esto para producir algunos de los sonidos más bellos que escucharse pueden. Johann Sebastian Bach, del que os hablaba hace unos días, es el autor de un Concerto para dos violines que por si solo valdría para justificar el aprecio y la fama de este pequeño cordófono... a petición de mi muy estimado y bachiano compañero de aventuras blogueras, Antonio, "pongo", para vuestro deleite, el alma de estos violines en su segundo movimiento que, según dicen, es un diálogo entre Dios y el alma...
Johann Sebastian Bach. Concerto para dos violines BWV 1043.
1. Vivace
2. Largo ma non tanto
3. Allegro
Interpretado por Café Zimmermann. 2003 Alpha. 2004 El País.
Los esquemas del violín son de El libro de la Música, de Neil Ardley y Dave Arthur publicado por la Editorial Parramón Ediciones S. A.
4 comentarios:
¡Gracias,gracias y gracias! ¡Qué preciosidad! Yo tengo varias versiones de este concierto, pero me quedo con una -al parecer muy purista- dirigida por Sir Trevor Pinnock (escribo de memoria y no recuerdo si es The English Baroque" o "The Academy of Ancient Music" o ninguno de los dos... Lo voy a buscar ahora mismo. ¡Qué gozada!)
No las merece: ha sido un placer. Pues si encuentras esa bonita versión, me la pasas y la pongo a continuación, que seguro que es estupenda, para darnos una jartá de esencia de belleza. Desde que lo he subido, la debo haber oído 100 veces... creo que al final pondré el concierto entero...
Estupendo Marian Gracias.
Quedaria bien de música de fondo en tu blog :)
Saludos!
Pues, aunque te suene raro, por ser de música y eso, no me gusta nada la idea de tener una música de fondo en blogs ni webs... De hecho, cuando abro alguna web que tiene música de fondo, le doy rápidamente al off del sonido de mi teclado. La música me gusta cuando la elijo, no impuesta... vamos, que haya un play y un stop, requisito imprescindible.
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