29 enero 2007

El secreto del órgano


Si pasando delante de la iglesia, oyes tocar el órgano, detente y escucha. Si alguna vez puedes tocar dicho instrumento, te asombrarás de la gran potencia de la música producida por tus pequeños dedos.

Consejos para jóvenes estudiantes de música.
Robert Schumann.



La vida de los instrumentos musicales tiene innumerables facetas. Algunos existen, con ligeros cambios, en todas las culturas; otros permanecen, prácticamente invariables, a lo largo de muchísimo tiempo... son unos auténticos supervivientes. Otros viven momentos de prestigio y esplendor antes de caer en el más absoluto olvido. Otros no llegan a olvidarse, pero tras una época de ricos oropeles pasan a un polvoriento rincón... o a ser sustituidos por sus hermanos electrónicos, mucho más prácticos, manejables, baratos... y si, encima, tienen la desgracia de recibir el mismo nombre que su moderno sustituto, llega el día en que nadie sabe muy bien de qué instrumento se habla cuando se nombra.

El caso del órgano es, un poco, este último. Sus orígenes se pierden en la noche de los tiempos y las culturas: no se sabe si viene de China, o de Grecia. En Grecia triunfó el modelo hidráulico, que decayó en favor del neumático durante la Edad Media.



La iglesia, recelosa y poco amiga de instrumentos musicales, le otorgó un lugar de privilegio en su liturgia y en su arquitectura, llegando a identificarse de tal modo que alcanzaron una de las más perfectas simbiosis de la historia de la música. Es un instrumento de larguísima y fecunda vida, que sufrió enormes transformaciones y que, según cuál fuera su país, ha tenido múltiples aspectos y acentos; su decadencia fue paralela a la de la Iglesia que le acogió y le mimó... y público y músicos le fueron cada vez más esquivos a medida que pudo remedarse su timbre con medios más sencillos y económicos... Los grandes instrumentos del pasado ahí quedan, como glorioso recuerdo; pero las nuevas generaciones, que ya no frecuentan las iglesias, sólo lo conocen en su variante electrónica, y no saben muy bien si es un órgano o un piano...

El mecanismo del órgano es verdaderamente complicado. En esencia, tiene tres partes: los tubos, que son los que producen el sonido cuando reciben el aire en su interior, los mandos, es decir, los teclados y los registros mediante los cuales el ejecutante decide qué tubos han de sonar, y un sistema para insuflar el aire a los tubos (normalmente fuelles). Una de sus partes más importantes y desconocidas es el llamado secreto. Con este misterioso nombre se designa a una caja que recibe el aire del fuelle y lo distribuye por los tubos, a voluntad del intérprete, según seleccione los registros y pulse las diferentes teclas... que pueden ser accionadas mediante sus manos o sus pies.

Bach fue un gran organista, y desde su juventud estuvo fascinado por este instrumento. A la edad de 20 años, cuando era una joven promesa, viajó más de 320 Km. ¡a pie! (de Arnstadt a Lübeck) para escuchar al más famoso organista alemán de la época, Dietrich Buxtehude; fue tanta la admiración que en él despertaron la técnica y la musicalidad del maestro que permaneció en Lübeck más tiempo del que tenía permitido, lo que le acarreó algunos problemas con sus superiores...

Si queréis saber más de su funcionamiento, no tenéis más que ver este vídeo.




Y en este otro se pueden apreciar la dificultad de su ejecución y sus enormes posibilidades musicales.


4 comentarios:

Anónimo dijo...

Muchísimas gracias por la información sobre el órgano. Estoy haciendo una traducción sobre este instrumento y me ha venido de perlas todo, tanto tus comentarios como los vídeos. Gracias!

Marian dijo...

Hola Juan, gracias a ti por visitarme. Un saludo.

Manuel dijo...

Acabo de ver este vídeo y me parece muy útil y apropiado. Muchas gracias por este recurso. Vamos a enlazarlo con nuestra web, si no te importa.
Un saludo

Marian dijo...

Claro, para eso está... es de una colección de vídeos sobre instrumentos musicales que editó con fines pedagógicos la Comunidad de Madrid hace unos años. Ya iré poniendo alguno más por aquí. Enhorabuena por vuestro nuevo órgano y por vuestro trabajo. ¡Espero escucharlo algún día!