Más de Fellini
Hace unos días me pedía Paulo (gran fotógrafo, amante de la música y buen amigo de este blog) dos escenas de la película de Federico Fellini Y la nave va. Me parece que las dos son muy interesantes desde el punto de vista cinematográfico y musical y aquí os las traigo para disfrutarlas y animaros, como siempre, a ver cine y a oír música.
Por si alguien no la conoce, esta película es una de las últimas obras maestras del director italiano y es un homenaje al cine y a la ópera, pero desde el punto de vista irónico y paródico que suele ser habitual en Fellini, lo que le proporciona el distanciamiento necesario para no caer en la vulgaridad. Nos narra las peripecias que suceden a bordo de un barco cuyo viaje tiene como finalidad llevar las cenizas de una famosa cantante de ópera hasta su isla natal. Los personajes que realizan el isólito viaje van desde la alta sociedad hasta un grupo de refugiados serbios que son recogidos en alta mar, sin olvidar al periodista que hace las veces de narrador, ni a los miembros de la tripulación, ni al rinoceronte...
La música inunda toda la película, y hay algunas escenas memorables, como la que traje aquí hace unos días, con su poética versión del Momento musical de Schubert, o las dos que apuntaba Paulo en su comentario: la del improvisado concurso-concierto en la sala de calderas, y la del momento en que el viento esparce las cenizas de la diva.
En la escena de las calderas podemos escuchar a varios de los cantantes que realizan el viaje rivalizando en la exhibición de sus cualidades vocales ante el inesperadamente atento auditorio formado por los tripulantes encargados de las calderas del barco .
Con dolor y respeto se escucha a la soprano Mara Zampieri, que pone la voz al aria O patria mía, de Aida, de Verdi, en la escena del funeral.
O patria mia,
mai più ti rivedrò!
O cieli azzurri,
o dolci aure native,
dove sereno il mio mattin brillò.
O verdi colli,
o profumate rive,
o patria mia,
mai più ti rivedrò!
¡Oh patria mía,
nunca más volveré a verte!
Oh cielos azules,
oh suaves brisas nativas,
donde brilló serena mi juventud.
Verdes colinas,
orillas perfumadas,
¡oh patria mía,
nunca más volveré a verte!
Y no me resisto a poner aquí los últimos cinco minutos de la película, en los que sin solución de continuidad se pasa de lo dramático a lo grotesco, de Verdi a Debussy, con imágenes llenas de estilizada poesía en una brillante y apasionada declaración de amor de Fellini a la música y al cine.
El texto y la traducción son de Kareol.
4 comentarios:
No soy un entendido en cine, tampoco lo soy en música, pero si que soy un gran admirador de Fellini. Me gusta mucho su cine, sus personajes, su manera de contar las cosas. Me alegro poder hablar de él y me alegro que hayas puesto más partes de esta película. Como curiosidad habría que señalar como Fellini, se adelanta al fenomeno de la inmigración y el racismo. Sólo hay que ver la escena de los gitanos. Un saludo, Jesús... y felicidades Marian por estas publicaiones tan interesantes
Brava, Marian. Son dos escenas magníficas. Gràcias por subirlas y por los textos tan interessantes.
Sabes que hay una historia verídica relacionada con el rinoceronte? En el siglo XVI, El-Rey Don Manuel de Portugal ha enviado un rinoceronte al Papa. El pobre animal morrió durante el viaje, cerca de Genova. Algunos artistas terán deseñado la suya anatomia y Dürer terá visto una y ha hecho tambien su proprio deseño de la anatomia del rinoceronte. Aqui.
E o final é fabuloso.
Saludos.
Hola, Jesús... yo tampoco soy entendida en cine, ¡qué más quisiera! Las gracias te las tengo que dar yo a ti por tus visitas y tus recomendaciones.
Hola, Paulo. Qué historia tan curiosa la del rinoceronte; me ha encantado el dibujo de Durero. Ahora precisamente hay una exposición de Durero y Cranach en Madrid; intentaré verla por todos los medios; la anterior de Durero me la perdí :(
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