29 enero 2007

Repasando el Barroco instrumental

Y como de Barroco va la cosa, aquí tenéis unos Hot Potatoes para repasar vuestros amplísimos conocimientos sobre la música instrumental del Barroco. ¡Suerte!

El secreto del órgano


Si pasando delante de la iglesia, oyes tocar el órgano, detente y escucha. Si alguna vez puedes tocar dicho instrumento, te asombrarás de la gran potencia de la música producida por tus pequeños dedos.

Consejos para jóvenes estudiantes de música.
Robert Schumann.



La vida de los instrumentos musicales tiene innumerables facetas. Algunos existen, con ligeros cambios, en todas las culturas; otros permanecen, prácticamente invariables, a lo largo de muchísimo tiempo... son unos auténticos supervivientes. Otros viven momentos de prestigio y esplendor antes de caer en el más absoluto olvido. Otros no llegan a olvidarse, pero tras una época de ricos oropeles pasan a un polvoriento rincón... o a ser sustituidos por sus hermanos electrónicos, mucho más prácticos, manejables, baratos... y si, encima, tienen la desgracia de recibir el mismo nombre que su moderno sustituto, llega el día en que nadie sabe muy bien de qué instrumento se habla cuando se nombra.

El caso del órgano es, un poco, este último. Sus orígenes se pierden en la noche de los tiempos y las culturas: no se sabe si viene de China, o de Grecia. En Grecia triunfó el modelo hidráulico, que decayó en favor del neumático durante la Edad Media.



La iglesia, recelosa y poco amiga de instrumentos musicales, le otorgó un lugar de privilegio en su liturgia y en su arquitectura, llegando a identificarse de tal modo que alcanzaron una de las más perfectas simbiosis de la historia de la música. Es un instrumento de larguísima y fecunda vida, que sufrió enormes transformaciones y que, según cuál fuera su país, ha tenido múltiples aspectos y acentos; su decadencia fue paralela a la de la Iglesia que le acogió y le mimó... y público y músicos le fueron cada vez más esquivos a medida que pudo remedarse su timbre con medios más sencillos y económicos... Los grandes instrumentos del pasado ahí quedan, como glorioso recuerdo; pero las nuevas generaciones, que ya no frecuentan las iglesias, sólo lo conocen en su variante electrónica, y no saben muy bien si es un órgano o un piano...

El mecanismo del órgano es verdaderamente complicado. En esencia, tiene tres partes: los tubos, que son los que producen el sonido cuando reciben el aire en su interior, los mandos, es decir, los teclados y los registros mediante los cuales el ejecutante decide qué tubos han de sonar, y un sistema para insuflar el aire a los tubos (normalmente fuelles). Una de sus partes más importantes y desconocidas es el llamado secreto. Con este misterioso nombre se designa a una caja que recibe el aire del fuelle y lo distribuye por los tubos, a voluntad del intérprete, según seleccione los registros y pulse las diferentes teclas... que pueden ser accionadas mediante sus manos o sus pies.

Bach fue un gran organista, y desde su juventud estuvo fascinado por este instrumento. A la edad de 20 años, cuando era una joven promesa, viajó más de 320 Km. ¡a pie! (de Arnstadt a Lübeck) para escuchar al más famoso organista alemán de la época, Dietrich Buxtehude; fue tanta la admiración que en él despertaron la técnica y la musicalidad del maestro que permaneció en Lübeck más tiempo del que tenía permitido, lo que le acarreó algunos problemas con sus superiores...

Si queréis saber más de su funcionamiento, no tenéis más que ver este vídeo.




Y en este otro se pueden apreciar la dificultad de su ejecución y sus enormes posibilidades musicales.


26 enero 2007

El alma del violín



Los violines tienen alma... y esto no es una metáfora ni forma parte de una canción o de un poema. El violín, ese instrumento flexible, rico y enorme dentro de su pequeñez, es, ha sido y será uno de los principales medios de expresión musical. Lleva más de dos siglos sin modificar sustancialmente su aspecto ni su estructura, pero prácticamente desde la época en que así quedó -tan bien- diseñado no se han logrado ejemplares de mayor expresividad ni calidad sonora... Y todos, desde los cotizadísimos Stradivarius hasta los más baratos de la tienda de la esquina, tienen alma... pero a diferencia del alma humana, esta de los violines sí se ve.

Si troceamos un violín, esta viene a ser su estructura:



El alma es una pequeña barrita de madera que se coloca entre las tapas superior e inferior, más o menos debajo del puente, y que cumple dos funciones esenciales: proporcionar la solidez necesaria para que el instrumento pueda soportar la enorme tensión a la que le someten las cuerdas, y comunicar las vibraciones que el puente transmite a la tapa superior, al resto de la caja de resonancia, para amplificar de esa manera tan sorprendente esa pequeña onda sonora producida por las delgadas cuerdas. Más o menos así (en la ilustración, el alma es llamada poste sonoro):


Todo esto para producir algunos de los sonidos más bellos que escucharse pueden. Johann Sebastian Bach, del que os hablaba hace unos días, es el autor de un Concerto para dos violines que por si solo valdría para justificar el aprecio y la fama de este pequeño cordófono... a petición de mi muy estimado y bachiano compañero de aventuras blogueras, Antonio, "pongo", para vuestro deleite, el alma de estos violines en su segundo movimiento que, según dicen, es un diálogo entre Dios y el alma...

Johann Sebastian Bach. Concerto para dos violines BWV 1043.
1. Vivace
2. Largo ma non tanto
3. Allegro

Interpretado por Café Zimmermann. 2003 Alpha. 2004 El País.

Los esquemas del violín son de El libro de la Música, de Neil Ardley y Dave Arthur publicado por la Editorial Parramón Ediciones S. A.

25 enero 2007

Un sueño hecho realidad (virtual)

En las páginas de cultura de El País nos encontramos con una interesantísima iniciativa de la British Library: se llama Turning the Pages. Más de una vez hemos comentado que sería un sueño tener la oportunidad de pasar algún tiempo entre manuscritos, libros antiguos, incunables, partituras autógrafas y poderlos manosear, acariciar, hojear... bueno, pues de algún modo, ahora han puesto a nuestra disposición algunos manuscritos valiosísimos (Leonardo da Vinci, Mozart, Blake, el atlas de Mercator) en una fabulosa aplicación gracias a la cual casi casi podemos tocar... es virtual, pero está muy bien.
Tenemos el catálogo de los últimos siete años de Mozart, y además de verlo (si queremos, ampliado con una lupa), podemos escuchar la lectura o leer la transcripción (en inglés), o incluso escuchar fragmentos de las obras... una verdadera gozada. No os lo perdáis...

23 enero 2007

El Theremin

Allá por los inicios del siglo XX, en la era de los vertiginosos inventos y descubrimientos que cambiarían el planeta de forma radical, el mundo de la música y del sonido no quedó al margen de esta vorágine: las primeras grabaciones, la radio... las cosas jamás volverían a ser como antes. En medio de toda esta efervescencia se estaban diseñando los primeros de una serie larguísima de instrumentos musicales que conformarían una nueva familia: la de los electrófonos. Los compositores más aventurados no lo dudaron y comenzaron a escribir música también para ellos; pero en esta época donde la novedad y la originalidad eran valores tan cotizados, igual que se inventaba, se olvidaba, y finalmente sólo sobrevivieron unos poquitos de la larga lista de electrófonos que podéis ver en esta interesantísima página:

http://www.obsolete.com/120_years/

De entre todos estos inventos más o menos estrafalarios y/o biensonantes hoy os voy a mostrar el Theremin. Es un curioso artilugio: tiene dos antenas, una horizontal curvada, y una vertical recta, y el intérprete no ha de "tocar" físicamente el instrumento, sino tan sólo colocar sus manos en las proximidades de cada una de las antenas para controlar la intensidad y la altura... observadlo en este vídeo.




Su sonido parece sacado de una película de ciencia ficción, ya que no en vano fue muy utilizado en las películas de Serie B de los años cuarenta y cincuenta. Este curioso instrumento ha sido utilizado en numerosas ocasiones, incluso en la música pop (The Beach Boys, en su Good Vibrations, entre otros), y ha generado otros instrumentos, no menos curiosos, basados en el mismo principio pero actualizados con la tecnología MIDI. Aquí tenéis uno de estos: el Matryomin, es decir, un Theremin con aspecto de Matrioshka... ¿instrumento? ¿curiosidad? ¿experimento?




¡Gracias, Vicente! (Cuesta, que hay que especificar...)

22 enero 2007

El gigante Bach

Cuando yo tenía vuestra edad y estudiaba Historia de la Música en el instituto, el planteamiento de esta asignatura era bastante diferente del actual. En aquél remoto tiempo cualquier manual de la materia era una suma de biografías más o menos extensas de los principales compositores y una larga relación de sus obras más importantes, todo regado con abundancia de fechas y menciones a acontecimientos históricos y a lugares más o menos desconocidos.

Los tiempos han cambiado, creo yo que para mejor. Ahora la tendencia más frecuente es tratar de hacer comprender las principales características de la música de cada uno de los periodos, y estudiar la propia música a través de la audición: las formas musicales más utilizadas, el uso que de los elementos de la música se hace en cada período (ritmo, melodía, armonía), los principales instrumentos y las agrupaciones vocales e instrumentales favoritas en cada momento... y sólo algunos, pocos, nombres de autores y fechas, y un mucho de escuchar obras de cada uno de ellos.

Con este planteamiento, las vidas de los compositores quedan bastante al margen de mis clases. Pero yo sé que hay biografías que tienen mucho "tirón popular" y que, utilizadas como recurso, a veces atraen el interés y la atención de mis mayormente desmotivados alumnos... la sordera de Beethoven, la pelirroja cabellera de Vivaldi, su ausencia de vocación sacerdotal y su trabajo entre jóvenes virtuosas en el Ospedale della Pietà, la tendencia despilfarradora de Mozart y su portentosa capacidad musical desde la infancia, la enfermedad mental de Schumann que le llevó a arrojarse al río... pueden ser la vuelta a la actividad cerebral de un grupo que permanece semiadormecido entre sonatas, bajos continuos, cuartetos de cuerda o ritmos contrastantes.

- Bach tuvo 20 hijos.
Las palabras mágicas resuenan por la clase, y el grupo parece despertar...
- ¿Sííííí? ¿Y todos con la misma?
- No, tuvo 7 con Maria Barbara y 13 con Anna Magdalena. ¿Queréis ver una foto?
- Síííííí.
- Mirad, este era.



- ¡Qué feooooooooo!

- De feos así quiero yo el mundo lleno...

Es difícil admirar a Bach a los 14, 15, 16 años. Yo recuerdo que a esa edad tenía que tocar fugas a dos, tres o cuatro voces que no terminaba de entender, y que eran muy complicadas de leer porque las voces comenzaban en una mano, se iban a la otra, se mezclaban y enredaban, a veces había que destacarlas y otras dejarlas en un segundo plano... era temible. Con lo atractivo que era Mozart en su aparente sencillez, con lo apasionado-apasionante que era Chopin, o lo estimulante que era Bartok, con esos increíbles ritmos... Y hoy, aún más difícil de apreciar. No es nada de lo que la inmensa mayoría de los adolescentes consideráis importante. No es guapo, ni es joven, ni es rico, ni es deportista, ni...

Al cabo de un tiempo, no mucho, nadie recordará que fue el maestro supremo del contrapunto, o que escribió él solito más cantidad de música (de inmejorable calidad toda ella) de la que almacenáis en todos vuestros CD y mp3 juntos... que seguro que son un buen montón. En el examen, casi todos dejaréis en blanco la pregunta de ¿Cuál es el motivo de que se considere el año 1750 como el final del barroco?, o seguiréis ignorando quién es el autor de La Pasión según San Mateo, per saecula saeculorum... pero todos recordaréis que tuvo 20 hijos.

Más allá de la anécdota de los 20 hijos, la vida de Bach es, como su obra, rica y fecunda. Muchas veces los artistas que nos dejan un gran legado renuncian a muchas facetas de la vida para poder desarrollar su obra. No es así el caso de Bach, que no sólo fue un increíble organista y uno de los más grandes compositores de la historia. Fue además un profesor dedicado, un padre atento, un marido excepcional (por lo que nos cuenta en su diario Anna Magdalena), un gran conocedor de la construcción y funcionamiento del órgano. Esto no hace mejor ni peor su obra, pero a mí, mortal vulgar y corriente, hace que crezca más y más mi admiración por el genio y por el hombre, y que me sienta empequeñecer al ver lo que una sola vida puede regalar a la humanidad.

No me resulta fácil contestar a la pregunta: ¿quién es el compositor que más te gusta? Son tantos... pero reconozco mi debilidad por Bach, quizá es el artista (no sólo músico) que más admiro, aunque está en desventaja con respecto a otros porque, evidentemente, no es el más fácil de entender, pero como suele suceder, sí el que más poso deja...

No sé si seré capaz de escoger una sola de sus obras para compartir con vosotros. Toda elección encierra una injusticia, y en el caso de Bach, mucho más. Pidiendo perdón por lo pequeñas que se me quedan las palabras y por lo escaso de este microhomenaje ante tamaño gigante, os propongo que escuchéis una de las primeras piezas que me hizo viajar a ese lugar especial, misterioso e inefable, lleno de gozo y placer al que me transporta Bach cada vez que escucho su música...

Johann Sebastian Bach. Cantata BWV 147. Coral Wohl mir, dass ich Jesum habe, interpretado por el Coro Monteverdi y los Solistas Barrocos Ingleses bajo la dirección de John Elliot Gardiner.

...y si no sentís nada especial, no os preocupéis. La música que no nos entra a la primera suele ser la que mejores momentos nos deparará en el futuro. Sólo tenéis que daros una oportunidad y no cejar en vuestro empeño: os aseguro que vale la pena.

19 enero 2007

Aula de música

Llevo algún tiempo siguiendo algunos blogs educativos. Como es natural, me llaman la atención especialmente los de música, y hoy quiero hacer especial referencia a uno que me parece muy interesante: Aula de música. Su autor, Javier Monteagudo, nos ofrece numerosos recursos para la educación musical, muy útiles para todos los niveles educativos. Dedica buena parte de su atención a músicas del mundo, folklore... Desde aquí mi reconocimiento a su labor, y también mi recomendación para que le sigáis la pista.

Gracias a este blog he descubierto otro servicio de vídeos, parecido al popular Youtube, o a Google Vídeo. Se trata de Metacafe. También ofrece la posibilidad de incluir el reproductor en blogs y páginas web, y descargar los vídeos en tu ordenador. Javier nos recomienda que veamos el vídeo El hombre orquesta, de la factoría Pixar, de la que soy seguidora y admiradora desde sus inicios. Para quien no lo haya visto, y para quien quiera repetir:

18 enero 2007

Barroco, ma non tanto

El concierto suele desconcertar un poco a mis alumnos. La generalizada utilización de esta palabra como interpretación musical en directo hace que me cueste trabajo hacer comprender que también es una forma musical, y los términos italianos necesarios para su definición y clasificación tampoco ayudan demasiado... A modo de pequeña guía, aquí van unas pocas definiciones, y un ejemplo, si no de libro, al menos, fácil de entender.

Definiciones


Concerto: desde el siglo XVII se aplica este término a toda obra musical en la que un instrumento solo (o un pequeño grupo) contrasta con un conjunto orquestal.

Concertino: instrumento o instrumentos que interpretan las partes solísticas del concierto.

Ripieno: grupo orquestal, en oposición al o a los solistas del concierto. Se le suele llamar ...

...Tutti: que quiere decir que tocan todos.

Concerto solo: tipo de concierto en el que el solista es un único instrumento. Se puede escuchar un ejemplo un poco más abajo: La tempestad en el mar, de Vivaldi.

Concerto grosso: tipo de concierto en el que el solista es un pequeño grupo de instrumentos.

Ejemplo


Concerto Grosso alla Rústica, Op. 58 de Johann Sebastian Mastropiero, compuesto para Concertino Puneño (quena, charango y bombo), cuerdas y continuo, en la interpretación de Les Luthiers.





Ripieno, tutti... la orquesta y el bajo continuo.


Concertino, en este caso, puneño.

16 enero 2007

La tempestad en el mar

Antonio Vivaldi es hoy uno de los compositores más conocidos para el gran público. Cuando lo nombro en clase nadie me mira con extrañeza y, además, por esas cosas de la publicidad y de la cultura popular, absolutamente todos conocéis al menos el título de una de sus innumerables obras, indudablemente de gran mérito y belleza, pero no lo único ni lo mejor de su extensísima y exquisita producción.

Casi siempre trato de buscar obras musicales muy conocidas para poner aquí. Sé que esto me puede traer muchas miradas por encima del hombro de melómanos, profesores y gentes de reconocido prestigio... pero como, al fin y al cabo, mi única pretensión es acercar un poco a mis alumnos a obras musicales que no están entre sus preferencias, y compartir con mis amigos cosas que no por muy conocidas, incluso manidas, dejan de tener calidad, pienso seguir haciéndolo... y tengo un montón de ellas preparadas, casi listas...


Pero hoy no. No voy a poneros La primavera, con sus pájaros y sus arroyos, ni El verano, con su tormenta y sus moscas; tampoco os pondré El otoño, con su borrachera ni su cacería, ni siquiera El invierno, que vendría a cuento por las fechas en que estamos (aunque no por la verdadera climatología), con sus tiritonas y su lluvia... Hoy os traigo un tercer movimiento de otro de sus conciertos, no voy a decir desconocido, ya que las discográficas nos lo suelen hacer aparecer en el lote con Las Cuatro Estaciones, pero indudablemente mucho más lejano del gran público... Lo acompaño con fotografías de la maravillosa colección de maquetas de barcos del Museo Marítimo de Asturias, en Luanco... con todos vosotros, La Tempestad en el Mar, tercer movimiento, de Antonio Vivaldi.



La música está interpretada por el Concentus Musicus de Viena, dirigido por Nikolaus Harnoncourt, y la solista, violín en este caso, es Alice Harnoncourt. La grabación es propiedad de Teldec Classics International.

14 enero 2007

Los cuentos de Hoffman

El próximo 29 de Enero, lunes, se representará en el Teatro Circo la ópera Los cuentos de Hoffman, de Jacques Offenbach.

Esta ópera está basada en varios de los relatos del poeta alemán E.T.A. Hoffman. No sé si conocéis la anécdota del nombre de este escritor: en realidad se llamaba Ernst Theodor Wilhelm, es decir, E.T.W., pero su admiración por Mozart le llevó a cambiar su tercer nombre por el de Amadeus. Hoffman es también un personaje de la historia que, como su título indica, presenta varios de los cuentos de este autor enlazados entre si merced a la narración que el poeta hace de algunos de sus amoríos.

Esta ópera fue la última que escribió su autor, es más, ni siquiera pudo llegar a terminarla. Así, son varias las versiones que de ella se han puesto en escena: con recitativos o con diálogos hablados, cambiando el orden de sus actos...

Quedan pocas, no, poquísimas entradas: creo que es la primera vez que se representa en Albacete. Así que...

Escuchad el principio del Cuarto Acto (o Tercero, depende de la versión): el famosísimo dúo de mezzosopranos Belle nuit, ô nuit d'amour", en versión de concierto interpretado por la mezzo sueca Anne Sofie von Otter




(A Venise. Galerie de fête dans un palais donnant sur le grand canal. Eau praticable au fond pour les gondoles. Balustrade, escaliers, colonnes lampadaires, lustres, coussins, fleurs. Portes latérales sur le premier plan plus loin de larges portes ou arcades en pans coupés, conduisant á d'autres galeries. Les hôtes de Giulietta sont groupés debout ou étendus sur des coussins. Tableau brillant et animé.)

NICKLAUSSE

Belle nuit, ô nuit d'amour,
souris à nos ivresses,
nuit plus douce que le jour,
ô belle nuit d'amour!

GIULIETTA, NICKLAUSSE

Le temps fuit
et sans retour emporte nos tendresses!
Loin de cet heureux séjour,
le temps fuit sans retour.
Zéphyrs embrasés,
versez-nous vos caresses;
zéphyrs embrasés,
versez-nous vos baisers,
Ah!
Belle nuit, ô nuit d'amour,
souris à nos ivresses,
nuit plus douce que le jour,
ô belle nuit d'amour!


LES INVITÉS

Ah!

GIULIETTA, NICKLAUSSE

Ah! Ah!

(Giulietta et Nicklausse entrent en scène,
venant lentement de la galerie du fond.)

(En Venecia. Galería de baile en un palacio del Gran Canal. Escalinatas,
columnas, faroles, arañas, sillones, flores. Puertas laterales en primer
plano, más lejos puertas anchas o arcadas en paneles, que conducen
a otras galerías. Los huéspedes de Julieta están agrupados de pie o
tendidos sobre almohadones. Cuadro brillante y animado)

NICKLAUSSE

¡Bella noche, oh, noche de amor!
Sonríe a nuestra embriaguez,
noche más dulce que el día.
¡Oh, bella noche de amor!


JULIETA, NICKLAUSSE

¡El tiempo huye sin cesar
y se lleva nuestras ternuras!
Lejos de esta feliz morada,
el tiempo huye sin cesar.
Céfiros ardientes,
dadnos vuestras caricias.
Céfiros ardientes,
dadnos vuestros besos.
¡Ah!
¡Bella noche, oh, noche de amor!
Sonríe a nuestra embriaguez,
noche más dulce que el día.
¡Oh, bella noche de amor!

INVITADOS

Ah!

JULIETA, NICKLAUSSE

¡Ah! ¡Ah!

(Lentamente Julieta y Nicklausse
vienen de la galería del fondo.)


El texto y la traducción son de Kareol

12 enero 2007

La fascinación por la belleza

... del paisaje, de la música, de la amistad.



Para Carlos, Eloy, Marian y Tere, y todas las personas de bien.

La música es el primero de los Tres intermedios Op. 117 de Brahms, en la interpretación de Joaquín Achúcarro.

11 enero 2007

La fascinación por el horror

Siempre he sentido una extrema repulsión por la sangre y el dolor. Tanto es así que jamás pude terminar de ver una de mis películas favoritas, El silencio de los corderos, porque sistemáticamente cierro los ojos con horror al llegar a las escenas cruentas. No digo que no me interesan historias tan truculentas como la de Anibal Lecter; La fiesta del chivo, por poner un ejemplo, me parece una novela imprescindible a pesar del mal rato que pasé al final... por no hablar de tantas y tantas películas llenas de asesinatos gratuitos y dolor ilimitado que han pasado a formar parte de mi universo personal: Million Dolar Baby, La lista de Schindler, Mar Adentro, El acorazado Potemkin, El cazador, Apocalypse now, El Padrino (las tres), Bailando en la oscuridad. Hay obras de arte imprescindibles dedicadas a la muerte, como La Pasión Según San Mateo, de Johann Sebastian Bach, que andamos escuchando en clase estos días.

Confieso que todo esto se acrecentó con el nacimiento de mi primer hijo. Si nunca había podido soportar la violencia, desde ese momento es casi dolor físico el que siento al leer cada periódico, al ver cada telediario... Así que, si en la ficción me resulta intolerable, realidades como las que estamos viviendo a diario hacen que necesite refugiarme en las cosas que de verdad merecen la pena y huir de tanto y tanto inexplicable dolor. Como mis clases, sin ir más lejos.

Y ahí estaba yo: en el aula Althia, con un grupo de 3º de ESO, dando una clase sobre el Barroco Musical. Mis alumnos no sabían cómo era un clave, así que les puse de inmediato a buscar en internet para rellenar esa laguna. Como el aula es estrecha y no hay mucho espacio para pasear entre las mesas, utilizo el Class Perfect para visualizar las pantallas de mis alumnos y atender a las dudas. No hago más que ponerme a observar el trabajo, cuando miro la primera pantalla en mi ordenador y veo en el de una de mis alumnas, de 14 años, que en lugar de "clave" en Google ha escrito "ejecución de Sadam".

No es necesario que exponga mi postura sobre la pena de muerte: mi enlace a Amnistía internacional es bien visible. Estoy en contra de la pena de muerte hasta en casos tan extremos como el de Sadam Husein o el de los asesinos de ETA o del 11 M. Y siempre me ha asombrado que haya gente que vaya de forma voluntaria a ver las ejecuciones en Estados Unidos: no sé cuáles serán sus razones, ni creo que jamás pudiera llegar a entenderlas. Sé que no es nuevo, y que a lo largo de la historia la muerte de seres humanos ha servido de espectáculo de masas en muchas culturas, y por supuesto en la nuestra.
Pero comprobar que una niña de 14 años tiene, como primer impulso ante Google, ante la posibilidad de buscar cualquier tema, cualquier imagen, cualquier cosa que exista en el mundo, interés en ver cómo ejecutan a una persona... he de reconocer que me hundió. Porque soy consciente de que mi influencia, y la de mis compañeros, sobre ella va a ser tan mínima, tan pequeña, tan insignificante, (por mucha educación para la ciudadanía que nos pongan en los planes de estudio), que es casi constatar que hemos perdido otra generación para la causa de un mundo mejor. Y es, para mí, muy triste dedicar ilusión y esfuerzo a gente que se regocija o, si no tanto, que siente curiosidad por ver cómo se ejecuta a un ser humano, por indeseable que éste haya sido.

09 enero 2007

El palacio de la discordia


En Francia, cerca de Maincy, a unos 50 Km de París, hay un palacio bellísimo rodeado de extensos y no menos hermosos jardines. Se trata del palacio de Vaux-le-Vicomte. Pero ni el edificio ni los jardines en si, siendo tan atractivos, son lo más interesante de esta historia.


Es el año 1653, y Francia está bajo el reinado de Luis XIV. Un hombre hábil, intrigante y ambicioso llamado Nicolás Fouquet, que proviene de una familia que había hecho bastante dinero gracias al comercio, encarga la construcción de un palacio en unos terrenos que había adquirido años antes. Es inmensamente rico por herencia, por matrimonios, y, cómo no, por mérito personal: se trata de un verdadero seductor, es creativo e inteligente y... no en vano estamos en una época en la que es fácil prosperar siendo un mago de las finanzas y careciendo de escrúpulos... Ocupa desde 1653 uno de los cargos más influyentes de Francia: el de Superintendente de Finanzas, es decir, es la persona que decide las compras del estado -una especie de ministro de Economía y Hacienda-. Como tantos y tantos "nuevos ricos", dedica gran parte de su dinero a la protección de las artes y las letras, y a la adquisición y embellecimiento de propiedades con las que provocar la admiración de amigos... y enemigos.
La construcción del palacio y los jardines quedaron al cargo de tres de los más solicitados personajes del momento: el arquitecto Luis Le Vau, el pintor Charles Le Brun y el paisajista André Le Nôtre, que durante los siguientes ocho años se emplearon a fondo para dar forma a este lugar de ensueño...
Una vez concluidas las obras, el pintor Charles Le Brun se instala allí, y comienza el desfile de personalidades: el cardenal Mazarino, los escritores Molière, La Fontaine, Madame de Sévigné o Madame de Scudéry, Luis XIV, la reina madre y María Teresa... y toda la corte en pleno. Se dan suntuosas fiestas en honor de la reina de Inglaterra, y del propio monarca francés...

La fiesta que tuvo lugar el 17 de julio de 1661 en honor al rey reunió a unos 1000 invitados; se estrenó una obra de Molière para la ocasión, la comida fue elaborada por el famosísimo chef François Vatel (tan perfeccionista era que cuentan que se suicidó porque a uno de sus banquetes llegaba tarde el pedido de pescado, pero esa es otra historia), hubo un grandioso espectáculo de fuegos artificiales...

Pero en lugar de agradecimiento, cosechó envidia (a pesar de que el rey le debía inmensos favores), y en lugar de admiración, despertó el odio. Apenas mes y medio más tarde, el 5 de septiembre, Fouquet fue encarcelado por D'Artagnan, el famoso mosquetero, que seguía órdenes del propio rey. Que el detonante de la caída en desgracia de Fouquet fueran el palacio y la magnífica fiesta quizá es leyenda: los historiadores afirman que la detención ya estaba decidida de antemano a causa de varios delitos de corrupción que habían sido destapados por Jean-Baptiste Colbert... pero el hecho es que todos los que habían intervenido en el diseño y construcción del palacio fueron contratados de inmediato por el rey para poner en marcha otro sueño delirante: el palacio de Versalles.

El proceso contra Fouquet fue largo y complejo, y en su caída arrastró a numerosas personalidades de su círculo; pero aunque el rey demandaba para él la pena de muerte, finalmente fue tan sólo desterrado. Luis XIV, furioso, conmutó el destierro por cadena perpetua. En 1780, cuando contaba con 68 años, Fouquet muere en la prisión en la que cumplía su condena; su certificado de defunción jamás fue hallado, y la leyenda (otra más) cuenta que fue envenenado por el mismo Colbert que causó su desgracia.

Poco después del arresto de su propietario, el palacio de Vaux-le-Vicomte fue desmantelado y precintado. A lo largo de su historia ha ido cambiando de dueños que lo han estropeado, arreglado, vendido, alquilado y restaurado hasta llegar a su actual propietario, Patrice de Vogüéque, que lo tiene abierto al público desde 1968. En 1939 el palacio y los jardines fueron declarados monumento histórico; de hecho, es el monumento histórico en manos privadas más grande del mundo.

El palacio de Vaux-le-Vicomte se puede visitar a través de su web: hay un impresionante álbum de fotos enviadas por sus numerosísimos visitantes (por ejemplo, las que ilustran este texto), y unas fantásticas fotos panorámicas (no os perdáis los techos); y si tenéis instalado Google Earth, os recomiendo que viajéis hasta allí.