26 febrero 2007

Los hermanos Sammartini: Giuseppe y Giovanni Battista

La naturaleza me ha dotado de una incapacidad congénita para diferenciar a mis alumnos cuando de hermanos se trata. Aunque no se parezcan, aunque vayan a clases distintas... hubo un curso que tuve tres pares de gemelas en tres clases diferentes y no pude distinguirlas jamás: Pero...¿tú quién eres? tuvieron que soportar clase tras clase las seis pobres chiquillas. A veces sus compañeros, voluntariosos, trataban de ayudarme haciendo hincapié en las diferencias: fíjate, Bea es la que lleva el pelo más largo... Paula tiene los ojos más claros... pero nada, que no.

En la música hay un caso parecido: dos hermanos, Giuseppe (1695-1750) y Giovanni Battista (1700-1775) Sammartini, que aunque nacidos en Milán desarrollaron sus carreras en distintos lugares de Europa. El mayor fue a parar a Londres, fue un gran virtuoso del oboe y escribió innumerables sonatas a trio. Su música tiene un claro aire barroco. El segundo, más reconocido en la historia de la música, estuvo en contacto con algunas de las más importantes personalidades musicales de su época. En su famoso viaje a Italia en 1770, Mozart (cuando tuvo lugar la anécdota del Miserere de Allegri que comentaba un poco más abajo) tocó ante Giovanni Battista, lo cual suponía un gran honor para el joven músico, ya que era una eminencia de la música italiana. También conoció a Gluck, e incluso se puede decir que es un poco padre, también, de la Sinfonía, ya que las suyas fueron conocidas y alabadas por Haydn... por lo tanto, ya se perciben en su música algunas novedades del Clasicismo musical. No soy la única con problemas para diferenciar hermanos... estos dos compositores son confundidos sistemáticamente, y si no probad a buscar su retrato en internet.

A ver si por su música los distinguís...
Giuseppe Sammartini. Concierto para oboe en re Mayor

1. Allegro
2. Adagio
3. Allegro

Giovanni Battista Sammartini. Sinfonía en Do Mayor J-C 4

1. Allegrissimo
2. Andante affetuoso
3. Allegrissimo

Capital, digo Tomás, espero que las dos obras sean de vuestro agrado, cualquiera que sea el que escuchaste en tu curso...

25 febrero 2007

María, maría

Castilla, miserable, ayer dominadora.
Envuelta en sus harapos, desprecia cuanto ignora.

Antonio Machado

Estos días andamos los profesores de música un poco pesimistas. La L.O.E. que nos sacó a la calle para protestar por la reducción de horas de nuestra asignatura parece que sigue adelante con el beneplácito de nuestra última esperanza: la Junta de Comunidades de Castilla la Mancha y su correspondiente 35% de capacidad de decisión. Nos ha llegado el borrador sobre el que se está trabajando, a punto ya de ser definitivo, y se confirman los peores presagios. Va a haber un importante recorte de la presencia de nuestra asignatura en el currículum: si ya era una maría, a partir de ahora, más.

No quiero traer aquí reivindicaciones laborales ni lamentos por la situación precaria en que quedan muchos compañeros. Sólo me gustaría reflexionar un poco sobre mi experiencia en todos estos años de profesora de asignatura maría-donde-las-haya.

Muchas veces he asistido a reuniones donde el variopinto colectivo que forma el profesorado de esta asignatura se calentaba la cabeza para buscar argumentos sobre lo imprescindible y lo importantísima que es la música en la formación integral de las personas. Sin ir más lejos, me llegó por correo electrónico uno -otro más- que podéis ver aquí. No sé si los profesores de otras asignaturas han tenido que realizar alguna vez este tipo de ejercicio... supongo que la mayoría no. A nadie (administración, padres, profesores) le cabe la menor duda de la importancia de la Lengua, las Matemáticas, la Física, la Historia... enjundiosas asignaturas. Es curioso ver la reacción de la gente cuando te preguntan ¿ah, y de qué das clase? y dices "de música". Hace unos días iba con unos amigos, profesores también, de Matemáticas y de Física y Química... hablando con una conocida, ¡cómo se le notó el modo en que nos clasificó en importancia!: a mí casi casi me dio la espalda.

Las cosas algo han cambiado en estos años de obligatoriedad de la música en Educación Primaria y Secundaria. Por lo menos ya no somos tan "raros". En mis principios de profesora hubo compañeros que, al saber que era licenciada universitaria además de titulada de Conservatorio, no dudaron en preguntarme que cuándo me cambiaba de asignatura... admirándose de que no quisiera hacer semejante cosa: pensaban, además, que los profesores de música de secundaria ganamos menos que los de Matemáticas, o los de Educación Física. En las evaluaciones he tenido que aguantar estoicamente todo tipo de chanzas y chistes fáciles: incluso hay quien juzga, viendo alguna pizarra que quedó de la clase anterior, que vaya pérdida de tiempo, en voz alta y delante de los alumnos... la lucha por las optativas ha traido joyas como esa a los institutos.

"Repite porque ha suspendido dos y la música". "¡Ha suspendido hasta la música!". "La música es muy bonita... pero no sirve para nada"... he escuchado en bastantes ocasiones, y no estoy hablando de alumnos. En el preámbulo del documento en el que se recorta drásticamente la música del currículum (de ser obligatoria en 1º, 2º y 3º de E.S.O. pasará a estar sólo en uno de los tres cursos) hay frases como ésta:
La música siempre forma parte de la vida de las personas, pero lo hace especialmente en la adolescencia.
A lo mejor como ya forma parte de las vidas de nuestros alumnos, no es necesario formarlos en ella...

La música es un fenómeno que en los últimos tiempos está presente en todas las facetas de la vida, no podemos escapar de ella. Si tratamos de buscar "utilidad" a las asignaturas, quizá no es la única que escape de la practicidad inmediata... me gusta bromear con mis alumnos cuando se quejan de que si ellos no van a ser músicos, para qué quieren saber todo eso, manipulación a la que supongo someten a otros muchos profesores de otras asignaturas; a veces les digo, como afirmaba Antonio en un artículo precioso de su blog, que para convertirse en personas, que aún no lo son. Ellos me dicen: ah, nos estás llamando animales... y les digo que no, que son aspirantes a personas, prehomínidos, pero que se lo tienen que currar un poco: algunos llegarán, pero desgraciadamente no todos.

Muchas, muchísimas personas inteligentes y formadas me han dicho al saber que soy profesora de música que han echado en falta siempre una buena formación musical. Sienten que es una faceta de su vida que les ha sido escamoteada... y algunos, los más interesados o los más inquietos, han paliado esta mutilación de forma autodidacta. Yo no quiero formar músicos, hubiera opositado a Conservatorios. Sólo aspiro a ayudar a los oyentes del futuro a que conozcan, sepan, aprecien, vivan, disfruten la música. Porque saber nos hace libres, y conocer nos da la posibilidad de alejarnos de la manipulación que tan al acecho está en estos oscuros días. Y eso no es ninguna maría.

23 febrero 2007

Mi primera vez

A Don José María Parra, mi profesor de piano tantos años, con todo mi agradecimiento.
A
M ª Llanos Pérez Raya que, sin saberlo, me presentó la ópera.

A pesar del frío, aquella tarde de febrero cogió sus partituras del desordenado montón que cubría casi por completo el piano, las metió en la carpeta recién forrada con fotos de guapos actores sobre un coqueto fondo rosa, se puso el abrigo y los guantes, y salió a la calle como una exhalación. Nunca faltaba a clase de piano por muy mal tiempo que hiciera. Primero, porque le encantaba, y segundo, porque la primera enseñanza que le habían transmitido sus padres era la formalidad y eso, a los once años, ya estaba bastante bien aprendido... pero siempre había alguna pequeña concesión a la relajación de las costumbres, y llegar cinco minutos tarde a todas partes era casi casi un ritual, aunque siempre tenía mala conciencia por ello. Por eso corría, aprentando contra su pecho la carpeta renovada.

Entró atropelladamente en el Conservatorio y... qué fatalidad, siempre le pasaba lo mismo... el día era tan frío, y era tanto el calor de la multitud de madres y abuelas que esperaban el fin de las clases en el vestíbulo haciendo punto en animada charla, que por un instante dejó de ver. Sus gafas, totalmente empañadas por el contraste térmico, fueron quitadas nerviosamente de la punta de su nariz, que era donde habitualmente se alojaban, y limpiadas, con no mucha eficacia, con el extremo del jersey... y subió casi tropezando con las escaleras, a punto de perder las partituras, refunfuñando... qué poco veo sin gafas... voy a llegar más tarde que nunca.

Don José María le estaba esperando, con su habitual aire un poco paternal y muy bonachón. Era bajito, muy poco más alto que ella, gordezuelo, con esas manos que eran la antítesis de lo que se entiende que han de ser las manos de un pianista pero que, una vez en acción, podían hacer salir toda aquella música maravillosa del mismo instrumento en el que ella tropezaba y maltocaba las partituras que llevaba enfundadas en su carpeta.

Mientras se quitaba el abrigo y se ponía bien las gafas, colocó sobre el atril las partituras de la clase del día. Czerny, Bach, Beethoven... pero cuando por fin se sentó y empezó a ajustar la altura de la banqueta, un ligero toque en la puerta le avisó de que la clase no iba a empezar. Entró otra profesora, la de canto, que saludó con su alegre sonrisa a Don José María y le preguntó, con cierta coquetería, mientras clavaba en la niña sus enormes ojos enmarcados por larguísimas pestañas absolutamente cargadas de rimmel... "¿estás ocupado?", a lo que él contestó "claro que no", indicando a la niña con la mano que se sentara en una de las butacas de la clase-despacho, a esperar.

Mientras Llanitos, que así era conocida familiarmente la profesora, hacía unos curiosos ejercicios para calentar la voz, recorrió el aula con la mirada. En realidad, no era un aula normal, sino el despacho del director del Conservatorio, que tenía allí un piano y recibía a sus alumnos al tiempo que atendía sus obligaciones directivas. El techo era altísimo, la puerta estaba pintada de blanco y tenía cristales de esos que asemejan la textura del arroz con leche, dejando pasar la luz sin restar intimidad. Había una gran mesa de despacho con un sillón que, definitivamente, le quedaba un poco bajo al profesor, dando la sensación de que estaba allí de prestado, un poco dominado por todos aquellos montones de papeles que parecían querer escapar de su control. Una pequeña mesa de centro en otro rincón de la clase con cuatro butacones como los de las salas de espera de las consultas de los médicos, y el piano, completaban la decoración. El piano tenía una pequeña marca marrón entre las dos últimas teclas... cuando Don José María se ponía a tocar para ilustrar a sus alumnos, solía estar fumando, y en lugar de apoyar el cigarrillo en el cenicero, lo abandonaba entre las dos últimas teclas, con la parte encendida para fuera... siempre explicaba más de lo que pretendía en un principio, con lo que el cigarro se consumía antes de que su propietario lo retomara, quedando el blanco esmalte de las teclas quemado con la marca marrón que todos sus alumnos reconocían al instante.

Por fin terminó todo aquel lío de escalas y gorgoritos de abajo a arriba, de arriba a abajo, empezando cada serie con unos simples acordes que servían como de colchón a la voz, y de repente, un sonido delgado, anhelante, por fin musical, le devolvió a la realidad. La niña, sorprendida por la belleza de aquella música, sintió un escalofrío recorrer su espalda.


Un bel dì, vedremo
levarsi un fil di fumo
sul'estremo confin del mare. E poi la nave
appare. Poi la nave bianca
entra nel porto, tromba il
suo saluto. Vedi? È venuto!
Io non gli scendo incontro.
Io no. Mi metto là sul ciglio del
colle e aspetto, e aspetto gran tempo
e non mi pesa, la lunga attesa.
E uscito dalla folla cittadina
un uomo, un picciol punto
s'avvia per la collina.
Chi sarà? chi sarà?
E come sarà giunto
che dirà? che dirà? Chiamerà
Butterfly dalla lontana.
Io senza dar risposta
me ne starò nascosta un po' per celia...
e un po' per non morire
al primo incontro,
ed egli alquanto in pena chiamerà, chiamerà:
piccina mogliettina olezzo di verbena,
i nomi che mi dava
al suo venire
Tutto questo avverrà, te lo prometto.
Tienti la tua paura,
io con sicura fede l'aspetto.

Era demasiado pequeña para saber que el texto estaba en italiano, y que hablaba de la esperanza y del soñar despierta de una joven japonesa que en vano recreaba en su imaginación el ansiado momento en que volvería a ver a su amado, al hombre que la había abandonado. Nada de esto podía saber, pero entendió y sintió, a su manera, que aquella música era verdaderamente bella, y que no quería que acabara jamás...

Un hermoso día veremos alzarse
un hilo de humo en el horizonte.
Y entonces aparecerá la nave.
Luego, esa nave blanca entrará
en el puerto, atronando con su saludo.
¿Lo ves? ¡Ya ha llegado!
Yo no bajo a encontrarme con él.
Me pongo allí, en lo alto de la colina,
y espero, espero largo tiempo
y no me pesa la larga espera.
Y saliendo de entre la multitud
un hombre, un punto pequeño
se destaca por la colina.
¿Quién será? Y cuando llegue,
¿qué dirá? ¿qué dirá?
Llamará a Butterfly desde lejos.
Y yo, sin dar respuesta,
estaré allí escondida,
un poco para inquietarlo,
y un poco para no morir
al primer encuentro, y él,
con alguna inquietud, llamará, llamará:
"Pequeña mujercita, olor de verbena",
los nombres que me daba
cuando volvía a casa.
Todo esto ocurrirá, te lo aseguro.
Guárdate tu miedo,
yo con firmeza le espero. 

Contuvo la respiración, cerró los ojos, vivió tan intensamente aquellos sonidos mágicos que casi se le escapó una lágrima, escuchó... y no supo que acababa de conocer la ópera. Sencillamente, con la naturalidad de los niños, guardó en su corazón lo que había escuchado aquella tarde de invierno, terminó su clase y se marchó a su casa, como un día más. Porque las cosas importantes que nos pasan, nos pasan así, sin saberlo, un día cualquiera...

*****

Cada día, al levantar la tapa del piano del aula de música, mientras paso lista, no puedo evitar volar por un instante hacia esas tardes lejanas... hay una pequeña mancha marrón entre las dos últimas teclas.

*****

La música es el aria Un bel dì vedremo, de la ópera Madama Butterfly de Giacomo Puccini. Canta Montserrat Caballé.
El texto y la traducción son de Kareol.
La imagen es del sitio http://www.sxc.hu/

21 febrero 2007

Mozart y Allegri

Mozart en Verona. Retrato al óleo de Saverio dalla Rosa, 1770

Son muchas las anécdotas y leyendas que alrededor de la figura de Mozart circulan, unas más ciertas que otras. Desde su supuesto cráneo, al que se le han aplicado las más modernas técnicas científicas para verificar su falsa procedencia, hasta su inverosímil envenenamiento por parte de Salieri, alimentado por la popularidad alcanzada por la película de Milos Forman, la verdad es que el personaje es casi tan interesante como su obra.

Del Mozart niño hay un sinfín de anécdotas registradas por todos aquellos que tuvieron la suerte de ser testigos de su infantil precocidad musical. Los mejores músicos de la época corroboran lo que otras personas menos conocedoras del asunto podrían considerar espectacular... como una humilde servidora, que cuando conocí la famosísima anécdota del Miserere de Allegri y vi la partitura, no pude más que asombrarme todavía más por la absoluta genialidad y capacidad de su protagonista.

Gregorio Allegri fue un músico que vivió entre el Renacimiento y el Barroco, y que escribió una obra, el Miserere, que fue muy apreciada desde el mismo momento de su composición, allá por el año 1638. Tan apreciada fue que se prohibió su copia y difusión y tan sólo estaba permitida su interpretación en la Capilla Sixtina y durante los oficios de Semana Santa correspondientes al Miércoles y Jueves Santo. Está escrito para doble coro, por influencia de la Escuela Veneciana, uno de ellos a cuatro voces y el otro a cinco. La partitura no contenía todos los adornos e improvisaciones que realizaba el coro durante su ejecución, y que tan sólo conocían los propios intérpretes del coro papal... y la pena que se imponía a los que osaran copiarla era la excomunión.

En la Semana Santa de 1770, la familia Mozart visitó Italia. Este viaje sirvió enormemente para la formación del joven Wolfgang, que contaba con 14 años... como un alumno de 3º de E.S.O. de ahora. En este viaje se puso en contacto con la música italiana, mejoró sus conocimientos del idioma italiano (imprescindible para componer ópera), conoció a algunos de los mejores compositores de la época... y protagonizó la famosa anécdota que nos ocupa. Acudió con la curiosidad de todo músico a escuchar el famosísimo Miserere a la Capilla Sixtina, y no bien llegó a su alojamiento, tomó papel y pluma y escribió la partitura entera, con sus adornos e improvisaciones, y sus nueve voces... sin errar una sola nota. Por supuesto que, cuando el papa conoció la extraordinaria hazaña no sólo no le excomulgó, sino que le condecoró...

Los estudiantes de música, y los músicos ya formados que me estén leyendo saben lo difíciles que resultan los dictados a varias voces... que normalmente son repetidos por frases de pocos compases, y que no suelen ser demasiado largos. Para su realización siempre se cuenta con papel y lápiz, y a veces incluso se da alguna referencia, como el compás, o la tonalidad, o la nota inicial. Seguro que apreciáis igual que yo la increíble capacidad de Mozart, no porque tuviera 14 años, que casi es lo de menos, sino porque memorizar entera una pieza de diez minutos de duración y a nueve voces... no creo que haya nadie capaz de hacerlo.

20 febrero 2007

Proyecto Biblioteca Internacional de Partituras Musicales



El Proyecto Biblioteca Internacional de Partituras Musicales es similar al Proyecto Gutenberg, que supongo conocéis, y está encaminado a poner en la red todas las partituras posibles que sean de dominio público, es decir, sin derechos de autor.

Es un wiki, es decir, que cualquiera puede participar con sus aportaciones, por supuesto respetando las normas del proyecto. Ya tiene más de 2000 obras en su biblioteca, que se pueden consultar por apellidos del compositor, título de la obra, periodo en el que fue compuesta y género.

19 febrero 2007

Mixplay


Descubro esta curiosidad gracias al muy interesante y recomendable blog de Aníbal de la Torre. Por si no tenéis nada mejor que hacer, os recomiendo este entretenimiento informático-musical para la Semana Blanca: probad vuestras propias combinaciones, grabadlas y mandádselas a un amigo...


18 febrero 2007

400 años de Ópera

Teatro de Taormina. Fotografía de Israel Hurtado.

Hace algunos años pregunté en un examen que "cuál era el objetivo que perseguían los miembros de la Camerata Fiorentina cuando se reunían en el palacio del Conde Bardi, allá por los años finales del siglo XVI, en Florencia". Y un alumno me respondió que "trataban de reparar el teatro griego, porque estaba en ruinas". Tras un momento de perplejidad, fui a consultar los apuntes para averiguar de dónde había salido tan peregrina idea, y, claro, eran un poco ambiguos... porque decían que aquel grupo de artistas e intelectuales italianos quería restaurar el antiguo teatro griego.

Este grupo de artistas e intelectuales pensaba que la música y el arte habían llegado a un punto de decadencia tan grande que había que hacer algo para reconducirlos. Y en sus tertulias, a las que además de los habituales (Rinuccini, Peri, Strozzi, Cavalieri, Mei -uno de los primeros eruditos y estudiosos de la Grecia Antigua- y Vincenzo Galilei -padre de Galileo-) solían asistir numerosas personalidades del arte y la cultura de la Florencia renacentista, se concibió uno de los espectáculos más completos, complejos y fecundos de la cultura occidental. Ellos pensaban que la polifonía, tan de moda en esta época, hacía que no se pudiera comprender el texto, que en realidad ponían por encima de la música; así que, tratando de imaginar la música que creían que se interpretaba en las antiguas obras de teatro griegas, inventaron un estilo musical recitado sobre un ligero acompañamiento de acordes, apto para contar historias representadas.

El término ópera, en realidad, fue acuñado varias décadas más tarde. El producto de todos estos estudios, discusiones e hipótesis comenzó a brotar... primero, en 1582, el Lamento de Ugolino, de Vincenzo Galilei, desgraciadamente desaparecido; después, en 1598, la también desaparecida Dafne, de Peri y Rinuccini, y en 1600 la Euridice de Peri, Caccini y Rinuccini, primera ópera conservada. Esta obra se estrenó como parte de las celebraciones de las bodas entre Maria de Medici y Enrique IV, y a su estreno asistieron, entre otros muchos invitados, el duque de Mantua, Vincezo Gonzaga, y el compositor Claudio Monteverdi.

Jacopo Peri. Euridice. Nel pur ardor




Durante la celebración de los carnavales de Mantua, el 24 de febrero de 1607, va a hacer ahora 400 años, se estrenó Orfeo, con texto de Striggio y música de Monteverdi, que la escribió por encargo del duque. Esta primera ópera importante de la historia narra el mito de Orfeo, que el mismo día de su boda pierde a su mujer, muerta a causa de la mordedura de una serpiente. No duda en viajar hasta el Hades, morada de los muertos, donde gracias a su maravillosa voz y a sus grandes dotes musicales convence a los dioses de que tiene que sacar de allí a su amada Eurídice. El final no respeta el mito, y en lugar de concluir cuando vuelve a perder a su amada por no poder cumplir el requisito de no girarse para mirarla, Apolo le perdona y deja que sean felices para siempre.

Orfeo es una obra muy moderna para la época, y sienta las bases de lo que será la ópera barroca. Tiene una cuidada instrumentación, que reúne una cantidad de instrumentos bastante inusual para la época, y exige que algunos pasajes sean interpretados por un instrumento determinado... lo que ahora nos parece evidente, pero que era una absoluta novedad. En esta preciosa ilustración se ve cuál es la orquesta ideada por Monteverdi para su obra: en ella conviven instrumentos renacentistas, que están a punto de pasar a la historia, con algunos de los que van a asumir todo el protagonismo durante la época barroca.



En este cuatrocientos aniversario del estreno de esta magnífica obra, quisiera subrayar que aquella tertulia artística de Florencia es una de las pocas veces que en la historia del arte se han reunido expertos para inventar (o reinventar, que era este su deseo) algo... y ha tenido verdadera trascendencia y continuidad. Es un espectáculo, como quería Wagner, total, que suma todas las artes (música, literatura, danza, pintura, escultura, arquitectura) en una sola obra. Y que ha producido, con muchas variantes y estilos diferentes, grandes obras, sin perder vigencia ni público durante todos estos siglos. La ópera está hoy tan viva como entonces, y esperemos que siga así, por lo menos, durante cuatrocientos años más.

Hace cuatrocientos años, sonó esta Toccata en Mantua... escuchemos hoy la misma música, tan maravillosa como suponemos que fue entonces, en la versión de Jordi Savall dirigiendo a la Capella Reial de Catalunya.


17 febrero 2007

El inspector Gadget en versión flauta

Youtube es un escaparate increíble donde se muestran las habilidades más dispares... y si no, fijáos en este flautista.
¿Cómo hemos podido vivir tanto tiempo sin youtube?




¡Gracias, Nieves!

15 febrero 2007

Diatriba contra Pachelbel

Hay algunos ejemplos de claro desgaste en la Historia de la Música. Una de las obras musicales que nunca escucho por voluntad propia debido a este desgaste es el Canon de Johann Pachelbel. Creo que la primera vez que lo escuché me fascinó. Cuando salí del cine de ver la oscarizada Volver a empezar de José Luis Garci recuerdo un importante empacho de Canon. Y desde ahí en adelante son tantas las veces que en publicidad, cine, televisión se ha utilizado en todas las versiones posibles que ya no puedo escucharlo con gusto.

Supongo que todos sabéis que un canon es una composición musical que está basada en la imitación. Una voz (vocal o instrumental) interpreta una melodía y el resto de las voces entran sucesivamente con la misma melodía, de tal modo que todos cantan lo mismo pero a destiempo. El Canon de Pachelbel, además de esta melodía que todos interpretan tiene un bajo ostinato, que no es otra cosa que una frase musical en la línea del bajo que se repite obsesivamente durante toda la composición. El bajo ostinato del Canon de Pachelbel está formado por ocho notas que no varían en los cuatro minutos que aproximadamente dura la composición. Las ocho notas que son la base de los ocho acordes del acompañamiento han formado la armonía de cientos de canciones en todos los estilos. Podéis verlo en este vídeo... y comprobaréis que no soy la única que se ha cansado del pobre Pachelbel, que aparte de este raído Canon escribió numerosas obras muy interesantes y tan dignas de ser interpretadas, grabadas y escuchadas como su famoso hermano.





¡Gracias, María!
Con cariño, para mi ¿futuro? violonchelista...

Más sobre Amadeus

Aquí está secuencia de la película Amadeus que comentábamos un poco más abajo. A mí me encanta porque creo que está muy logrado todo, y cada detalle está cuidado hasta el extremo; no creo que se pudiera hacer mejor. La interpretación de los dos protagonistas es excelente... bueno, Murray Abraham es mucho más que excelente. La elección de la música, cómo está enlazada, cómo se omite deliberadamente la resolución cuando caen las partituras al suelo... son detalles de los que uno no es consciente cuando ve la película por primera vez, pero que se aprecian de verdad cuando, conocida la historia, vuelves a ver la película.

Para los que no habéis visto la película (que os recomiendo vivamente): Mozart y Constanza (su mujer) están pasando por una difícil situación económica, que podría arreglarse de conseguir Mozart el codiciado puesto de profesor de música de una sobrina del Emperador. Los aspirantes han de presentar a Salieri (compositor de la Corte) algunas de sus obras para que él decida a quién se ha de adjudicar el puesto. Constanza ve que puede ser la solución a sus problemas, pero Mozart no está dispuesto a rebajarse, porque piensa que su obra es suficientemente conocida y que Salieri no es quien para juzgarle; así que Constanza, a espaldas de su marido, decide visitar en secreto a Salieri...

La he puesto en versión orginal para que podáis disfrutar de todos los matices de la interpretación de Murray Abraham en el papel de Salieri. (Espero que los subtítulos se lean, a pesar de que están un poco pequeños).





Amadeus2
Uploaded by marianmus


La parte que se ve en el segundo vídeo no se incluyó en la primera versión de Amadeus que se estrenó en 1984. Yo creo que es esencial para comprender algunas situaciones posteriores, y no me explico por qué fue suprimida.

13 febrero 2007

Tomás Luis de Victoria... org


Otra web de muchísimo interés para aficionados a la música, estudiantes, profesores, cantores... en homenaje al importantísimo compositor español Tomás Luis de Victoria, uno de los más grandes de todos los tiempos. Nancho Álvarez es el responsable de un excelente y extensísimo trabajo de recopilación y grabación de partituras que presenta en varios formatos, y de midis para el estudio de las diferentes voces de cada composición. Un trabajo verdaderamente enciclopédico que abarca no sólo las partituras del insigne compositor salmantino, sino también las obras corales de muchos otros autores. Es una web de las que no llamarán la atención por su fascinante diseño, pero cuyo contenido es un trabajo de enormes proporciones, absolutamente admirable, minucioso, completo... un auténtico regalo.

11 febrero 2007

Bach: miradas

El preludio de la Partita para violín solo nº 3 de Johann Sebastian Bach desde el insólito pero apasionante punto de vista de Bobby McFerrin.



Ciertamente más ortodoxa, la interpretación de Nathan Milstein.

09 febrero 2007

La Sorpresa... y otras curiosidades haydnianas



Franz Joseph Haydn, ese compositor del que os hablaba en la entrada anterior, tiene varios paternales apelativos: Padre de la Sinfonía, Padre del Cuarteto. No es que fuera el verdadero inventor de estas formas, pero su contribución a la fijación de las estructuras es indudable. Pero del mismo modo que contribuyó a su asentamiento, jamás dudó en experimentar y en ofrecer a su público jugosas novedades y una variedad de estructuras casi tan grande como su extensísima producción.
Haydn estuvo aislado del mundo durante largos años al servicio de Nikolaus Esterházy. Este aislamiento le benefició en dos sentidos: evitó que se "contaminara" con otras músicas y le brindó la oportunidad, como si de un científico en un laboratorio se tratara, de experimentar casi ilimitadamente con la estupenda orquesta del príncipe.
Es muy curioso leer las cláusulas del contrato de Haydn. Una de ellas decía que la música que Haydn compusiera no podría salir de los límites de las propiedades del príncipe. Pero no fue cumplida a rajatabla, ya que a Nikolaus le parecía que la fama de su sirviente redundaba en su propio beneficio... así que en el siguiente contrato esta cláusula desapareció. No obstante, dado que Haydn estuvo recluido durante casi treinta años, su obra salió clandestinamente del palacio y viajó incontroladamente por Europa, cayendo muchas veces en manos de editores sin escrúpulos que no dudaban en tergiversarla, mutilarla... o apropiarse de la fama de Haydn para publicar con su nombre obras de autores menos conocidos, lo cual causó un caos que, a pesar de los numerosos y serios esfuerzos que se han hecho durante todo el siglo XX para clasificar y clarificar la dilatadísima obra de Haydn durante aquellos años, aún no ha podido ser totalmente organizado.
Estos editores, y otros más rigurosos, no sin razón consideraban que era más "vendible" una obra con un título como La Sorpresa que otra llamada Sinfonía nº 94 en sol mayor, así que pusieron a trabajar su imaginación para dotar de nombre a muchísimas obras que su propio autor no denominó de ningún modo especial... así que la mayoría de los nombres no son sino sobrenombres adjudicados por terceras personas, sobrenombres que de algún modo ayudan al público a recordar y reconocer todo ese montón de obras que Haydn nos regaló, y que hacen referencia a aspectos de su composición (como el lugar donde se escribió: Oxford), a citas de obras musicales (Lamentación, que utiliza un tema gregoriano, Incipit Lamentatio, de las Lamentaciones de Jeremías), a aspectos programáticos (Militar, que describe una batalla), a sugerencias auditivas (El reloj, ya que su ritmo recuerda el sonido de éste), o a anécdotas relacionadas con su composición o con el propio contenido de la música (Los adioses, La Sorpresa).
Todos los avezados oyentes de las sinfonías de Haydn ya sabían, como espero que mis alumnos aprendáis en estos días, que el segundo movimiento de una sonata es el momento de la calma. Es un movimiento lento, apropiado para el descanso del largo viaje propuesto en el primer movimiento, un momento para respirar, relajarse, disfrutar y tomar fuerzas antes del mucho más rítmico minueto y del agitado finale... Es ese momento mágico en que el público se arrellana en la butaca, respira con calma... incluso puede echar una cabezadita... porque es de todos sabido que no va a haber sobresaltos ni sorpresas...
En la Sinfonía nº 94 en sol mayor, Haydn nos ofrece para su segundo movimiento una estructura muy fecunda en grandes obras: el tema con variaciones. Ya sabéis: el autor presenta un tema (frecuentemente de otro autor, o de la música popular) y demuestra sus habilidades compositivas modificándolo de tal manera que ritmos, melodías, armonías, tonalidades se convierten en un juego que mantiene vivo el interés de la audiencia. El tema de este segundo movimiento es tan sencillo que raya la simplicidad: son dos frases de 8 compases, que se dividen a su vez en dos semifrases de cuatro... comienza delicadamente, con notas picadas, la melodía de las cuerdas, casi desnuda de acompañamiento, y siempre pianissimo, dibujándose en el aire su forma de arco. Ya tenemos al público confiado: comienza la repetición de la primera frase, aún más piano, con lo que todo el mundo se abandona a la más absoluta paz... hasta que sin avisar, suena el último acorde de la calmosa frase, que encierra la sorpresa que da nombre a la obra... mis alumnos siempre se han sorprendido (a veces incluso asustado), como supongo que se sorprenderían los afortunados oyentes del día del estreno, allá por 1791, en Londres, y como supongo que os sorprenderéis vosotros si tenéis la cursiosidad suficiente para pulsar el play y la paciencia necesaria para dejaros llevar por el buen humor de este Padre... de la jovialidad, la inteligencia y el buen gusto.

Haydn. Sinfonía nº 94 en sol mayor, La Sorpresa.
Segundo movimiento en la interpretación de la Orquesta Filarmónica de Londres dirigida por Georg Solti.


Sus deseos son órdenes, signore Antonio...

La imagen es de http://www.artinbox.net/

08 febrero 2007

Los adioses


Salón de música del palacio Esterhàza, en Sopron, Hungría.


Uno de los músicos más importantes del Clasicismo musical, y por ende, de la Historia de la Música, es Franz Joseph Haydn... afirmación que hago con rotundidad cada vez que introduzco el tema en clase, y que automáticamente es puesta en duda por todos mis aún-ignorantes-alumnos que-algún-día-dejarán-de-serlo (espero) de la E.S.O. No es tan conocido como las otras dos figuras de relumbrón de la época, Mozart y el primer Beethoven, y claro, parece que está ahí de prestado. Pero lo que es indudable es que ni la música de Mozart, ni la de Beethoven, ni toda la que les siguió hubiera sido posible si Haydn se hubiera dedicado a otros menesteres.

Este hombre fabuloso no tiene una vida, aparentemente, muy interesante. Sólo se dedicó a trabajar, trabajar, trabajar, trabajar y servir, servir, servir, servir a sus ilustres patrones, los Esterhàzy, una poderosísima familia austríaca de larga tradición. Sus múltiples obligaciones le mantuvieron ocupadísimo, y no pudo hacer ni largos viajes (sólo viajó al final de su vida), ni grandes amistades, ni tampoco vivir amores apasionados (algún devaneo parece que tuvo con una cantante, que no sólo de música vive el hombre)... Para los adolescentes de hoy así, a simple vista, un tipo la mar de aburrido. Y, sin embargo, es el autor de la obra musical que más sentido del humor, más simpatía y más alegría de vivir refleja. Y muchas de sus numerosísimas obras están plagadas de guiños y bromas a sus oyentes, que no han perdido la frescura ni la vigencia más de dos siglos después.


La vida y la obra de Haydn están tan indisolublemente unidas que no se puede hablar de la una sin referirse a la otra. Por eso hay tantas anécdotas relacionadas con su música. Una de las más conocidas es la que acompaña a la Sinfonía nº 45, conocida con el nombre de Los adioses. Haydn trabajaba, según la temporada del año, bien en Viena, bien en una de las casas de campo que tenía la adinerada e influyente familia para la que trabajaba. Una de las casas de campo favoritas de la familia se llama Esterhàza, y se encuentra en la actual Hungría, cerca de la frontera con Austria. El trabajo para los músicos se multiplicaba en la temporada de verano, ya que los Esterhàzy, grandes amantes de la música, recibían numerosísimos invitados a los que no dudaban en homenajear con diversos entretenimientos, muchos de ellos musicales, tales como representaciones operísticas (a veces hasta ¡dos por semana!), música de cámara, conciertos de su espléndida orquesta... Haydn era uno de los grandes atractivos para los visitantes, ya que, sin él saberlo, se había convertido en un afamadísimo compositor, cuya fama crecía y crecía por toda Europa... pero esa es otra historia. En la casa tenía que atender a la composición, encargarse de los ensayos, supervisar las representaciones, era el responsable del material, y también tenía que velar por el cumplimiento de su deber de los músicos, instrumentistas y cantantes, así como interpretar la música diaria que el príncipe tuviera a bien escuchar...

Un verano, la temporada se prolongó más de lo habitual. El buen tiempo persistía, y los Esterházy estaban muy a gusto en el campo, disfrutando de todas las diversiones y placeres que la naturaleza les ofrecía. Muchos de los músicos llevaban meses sin ver a sus familias, que estaban en Viena, y empezó a cundir el malestar entre ellos, hasta que llegó a oídos de Haydn. Como en aquellos tiempos no estaba bien visto que la servidumbre comunicara a su patrón estos negativos sentimientos, -ni ningún otro-, decidió insinuárselo con música. Para ello compuso una sinfonía en la que los músicos no terminan de tocar todos a la vez, como era lo normal en las codas típicas del Clasicismo:

coda de la Sinfonía Haffner, de Mozart


... sino que irían terminando poco a poco. Los músicos de la orquesta recibieron instrucciones del maestro: cuando un músico terminara su parte, en lugar de aguardar en su sitio a que terminaran los demás, debía levantarse silenciosa y respetuosamente, recoger su partitura y abandonar la sala... con la consiguiente sorpresa de los asistentes, que vieron con asombro cómo los músicos iban saliendo uno a uno. A esta sinfonía se le conoce como Sinfonía de los Adioses, y es una curiosa reivindicación laboral hecha con música. ¿Cómo terminó la historia? El príncipe, que era hombre inteligente y sensible, enseguida entendió la indirecta y no dudó en atender la musical petición de aquéllos que tan placenteros momentos musicales le proporcionaban, regresando a Viena casi de inmediato.

Franz Joseph Haydn. Sinfonía nº 45 en fa sostenido menor, Los adioses.

1. Allegro assai
2. Adagio
3. Minueto. Allegreto.
4. Finale. Presto. Adagio

06 febrero 2007

Amadeus, de Milos Forman



Si hay una película que me ha demostrado lo diferentes que se ven las cosas dependiendo de la edad esa es Amadeus, de Milos Forman. Recuerdo la primera vez que la vi, en su estreno, allá por 1984, que me gustó bastante poco. Es más, llegó a enfadarme. Uno de mis ídolos destrozado de esa manera, uno de los grandes genios de la humanidad retratado como un ser estúpido con una no menos estúpida risita... Aquellas patadas a la Verdadera Historia... El enfado me duró hasta... años más tarde, cuando la vi en la tele, esta vez en versión original. Me sorprendió la diferente perspectiva que descubrí: había leído algo sobre la obra de teatro en la que estaba basada, y la voz verdadera de los actores creo que fue de gran ayuda para mi reconciliación. Y por fin, hace unos años tuve la oportunidad de ver la versión del director en pantalla grande y versión original. Y ahí sí que me encantó. Descubrí un montón de matices, y encontré muy grande la diferencia con la versión comercial estrenada casi 20 años antes. El corte de algunas escenas hacía que la historia no fuera totalmente comprensible... es bastante diferente. Y también había leído más, visto más, vivido más, que también ayuda.


Así que el curso pasado preparé unas actividades para poner la película en clase, aprovechando un interesantísimo curso de cine que hice en el CNICE. Y con lo aprendido en otro curso, esta vez de Html, he puesto las actividades en esta página web, para que las podáis hacer si os gustan. Porque nunca está de más acercarse a Mozart, sea o no el xxx aniversario, y estemos dando o no el Clasicismo en clase de música.

Aplicaciones didácticas sobre la película Amadeus, de Milos Forman.

02 febrero 2007

La ópera de tres centavos

Los próximos días 6 y 7 de Febrero, martes y miércoles, se va a representar en el Teatro Circo la Ópera de tres centavos, de Kurt Weill sobre textos de Bertolt Brecht. Está basada en la ópera balada La ópera del mendigo, del inglés John Gay, que fue ideada como parodia y sátira de la corrupción en la sociedad inglesa del siglo XVIII. Igual que la obra de Gay fue rupturista e innovadora, la de Weill no lo es menos: se estrenó en Berlín en el año 1928, fijáos qué momento, y a base de personajes marginales, argumento fragmentado, música con
influencias del jazz y el music hall, escenografía casi inexistente... pretende que el público no se implique emocionalmente sino que sea capaz de reflexionar y sacar sus propias conclusiones... algo absolutamente impensable en la ópera al uso. Fue prohibida por los nazis (lo cual ya la hace sospechosa de ser interesante) porque consideraron que estaba hecha por degenerados y algunos de sus números han sido reinterpretados por los más diversos músicos en todos los estilos, desde Louis Armstrong hasta Ute Lemperer, pasando por Frank Sinatra y The Doors. Como tengo serias dificultades para elegir, os pongo dos versiones de la conocidísima Balada de Mack el Navaja: decidid vosotros cuál os gusta más.

Ute Lemperer. DIE MORITAT VON MACKIE MESSER




DIE MORITAT VON MACKIE MESSER

Und der Haifisch, der hat Zähne
Und die trägt er im Gesicht
Und Macheath, der hat ein Messer
Doch das Messer sieht man nicht.

Und es sind des Haifischs Flossen
Rot, wenn dieser Blut vergießt
Mackie Messer trägt 'nen Handschuh
Drauf man keine Untat liest.

An der Themse grünem Wasser
Fallen plötzlich Leute um
Es ist weder Pest noch Cholera
Doch es heißt: Mackie geht um.

An'nem schönen blauen Sonntag
Liegt ein toter Mann am Strand
Und ein Mensch geht um die Ecke
Den man Mackie Messer nennt.

Und Schmul Meier bleibt verschwunden
Und so mancher reiche Mann
Und sein Geld hat Mackie Messer
Dem man nichts beweisen kann.

Jenny Towler ward gefunden
Mit 'nem Messer in der Brust
Und am Kai geht Mackie Messer
Der von allem nichts gewußt.

Wo ist Alfons gleich, der Fuhrherr?
Kommt er je ans Sonnenlicht?
Wer es immer wissen könnte
Mackie Messer weiß es nicht.

Und das große Feuer in Soho
Sieben Kinder und ein Greis
In der Menge Mackie Messer, den
Man nichts fragt, und der nichts weiß.

Und die minderjähr'ge Witwe
Deren Namen jeder weiß
Wachte auf und war geschändet
Mackie welches war dein Preis?


LA COPLA DE MACKIE NAVAJA

Y el tiburón, que tiene dientes
Y los lleva en plena cara
Y Macheath, que tiene una navaja
Aunque la navaja no se ve.

Y son las aletas del tiburón
Rojas, cuando éste derrama sangre
Mackie Navaja lleva un guante
En el que no se lee crimen alguno.

Al agua verde del Támesis
Caen personas de repente
No es peste ni cólera
Pero eso significa que Mackie anda cerca.

Un hermoso sábado azul
Yace un hombre muerto en la playa
Y alguien gira por la esquina
A quien llaman Mackie Navaja.

Y Schmul Meier sigue desaparecido
Y algunos otros hombres ricos
Y su dinero lo tiene Mackie Navaja
A quien nada pueden achacar.

Jenny Towler fue encontrada
Con una navaja en el pecho
Y por el muelle anda Mackie Navaja
Que por nada de todo ello es conocido.

¿Dónde está ahora Alfons, el transportista?
¿Sale alguna vez a la luz del sol?
Quien siempre podría saberlo
Macke Navaja no lo sabe.

Y el gran incendio en Soho
Siete niños y un anciano
En la multitud Mackie Navaja, a quien
Nada le preguntan, y que nada sabe.

Y la viuda menor de edad
Cuyo nombre todos saben
Se despertó y fue deshonrada
Mackie ¿cuál fue tu recompensa?

Esta vez hay dos representaciones (¡qué lujo tan inusual!), por lo que aún quedan entradas... para terminar de convenceros, leed las palabras de Lotte Lenya, la mujer de Kurt Weill (que interpretó en el estreno de 1928 el papel de Jenny, la prostituta): "La ópera de los tres centavos seguirá vigente durante mucho tiempo porque trata acerca de la corrupción y la pobreza. La corrupción, sabemos, tiene un gran futuro y, el Señor sabe, ¡vaya un pasado!”.


http://www.revistaaxolotl.com.ar/vvocce05.htm

La traducción es de Luis Domínguez

El atril



El atril es una estupenda página, de interés para todos los aficionados y profesionales de la música. Tiene, entre otras cosas, muchísimas partituras en pdf, midis, tablón de anuncios (compra venta de instrumentos, intercambios, ofrecimientos de clases o de instrumentistas...), fichas con información sobre instrumentos musicales, compositores, karaoke operístico... Además, se pueden hacer peticiones, que por lo que se ve, son amablemente atendidas. No dejéis de visitarla.

Reactable

No es nuevo, pero por si alguien aún no lo conoce... Xavier Serra y Sergi Jordá, de la Universidad Pompeu Fabra, han diseñado este instrumento electrónico, que además de ser una interesante exploración del mundo sonoro es una fascinante propuesta visual... se llama Reactable. Podéis leer el artículo de El País donde se comenta la experiencia.